Con fama por la zona, este local que dispone de unas mesas en la acera, a cubierto. En el interior y desde la entrada hay una amplia barra que finaliza en la cocina que abre una ventana a la que hay que ir a pedir el almuerzo; luego pagas en la barra por almuerzo consumido y si has hecho algún extra.
Al otro lado de la barra se disponen las mesas ajustadas de espacio porque hay muchos clientes de almuerzos de toda la vida. Mobiliario, decoración y servicio propio de este tipo de locales de barrio. Sobre la mesa los clásicos cachuetes con corteza de calidad mejorable, aceitunas. Para beber un vino tinto (El Campil) y gaseosa a demanda.
Tres para almorzar que nos asomamos a la ventana de la cocina donde hay un importante número de bandejas para elegir el relleno de bocadillo (cantidad normal) o el servicio al plato. El pan tipo rústico muy crujiente y notable. Elegimos:
. bacalao rebozado y frito, con huevo frito y col frita: referido como bueno.
. 2 x bocadillo de lomo adobado a la plancha con col frita: sabroso, sin ningún exceso de aceite. Bueno.
. cremaet: bien preparado, supercaliente.
El no tener horario permite una sobremesa larga que precisó de repetir 2 creamets y un chupito de cognac. Destacable el pan, siendo el tamaño del bocadillo y la mezcla a elegir lo habitual y esperable en estos locales. Todo ello a un precio interesante.
El estar fuera de la capital, aprieta aún más el precio.
Saludos
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