Restaurante Nómada Urban Mood en Valencia
Restaurante Nómada Urban Mood
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
35,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
lunes noche
Nota de cata PRECIO MEDIO:
38 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Nómada Urban Mood
OPINIONES
3

Se veia venir😔

Como el local esta ya perfectamente descrito, vamos al lio, decir que Begoña, ya, solo se encarga del asesoramiento en cocina, donde todavía tiene gente de confianza, no es como el otro Nómada, que es totalmente Begoña.
Al coger el avión para casa el domingo a una hora extraña, la mejor opción por horario fue esta, céntrico y abierto un domingo, aunque en Valencia hay muchos negocios abierto este día.
Nos asesoraron desde cocina.
Empezamos con una ostra con ceviche de mango , rica.
Luego ensalada de tiara , la versión pobre de la famosa tiara , salsa tártara , pesto , aguacate, cebolla ,tomate, etc, correcto .
Coca de aceite se sardina ahumada , cebolla confitada y pimiento asado acompañado de brotes verdes , bien .
Mejillones al curry, les faltaba un poco de punch, pero ricos , citronela, curry laurel .
Pollo Indonesio, frito y lacado en tamarindo, leche de coco, con arroz basmati y una salsa de cacahuete, no soy mucho de ave, pero bien.
Costilla de cerdo a baja temperatura y laqueada , rica , la sacaron con guarnición de pasta oriental , thai…
Pescado en adobo , creo que lubina de pieza , frita y con ensalada , sin mas.
Como somos unos antojadizos , pedimos chili crab , un par de raciones para compartir , solo tenían una , no importo , no picaba absolutamente nada , y no soy de picantes , pero un poco en esta elaboración mola , y con mogollón de nuddles , no gusto na , de na …bajon…
Lo compenso el pastrami , rica carne de ternera , salsa tártara , pan de sándwich de semillas , pero pan , pan , mantequilla y pepinillos , muy rico .
Acabamos compartiendo torrija de horchata y brioche de plátano , ricos postres , pero en el brioche , prefiero que no me pongan nata , si va a ser de bote , como era el caso …
La verdad , por 24€ , menú especial , bien , para beber tres botellas de Leirana a 23,95€ , dos del joven de Abel Mendoza Jarrarte a 20,9€ , 7 estrellas de Galicia a 2,3€ , con algún café , 368,10€ para 9 comensales , bien , ninguna pega , falta de punch en los mejillones y en el chili crab , cero picante , y la nata de spry , fueron detalles que no molaron , pero correcto.

En el antiguo espacio de Imperdible y encima de la entrada al parking del mercado de Colon (un ya consolidado centro más de la gastronomía de la ciudad) con una bonita decoración entre informal y elegante pero sin corsés, se abrió hace unos meses el nuevo local de Begoña Rodrigo, que es la versión más canalla del Nómada del centro comercial de Bonaire: es éste un local en el que reina la gastrotapa convertida en gastroplato, ideal para compartir entre dos por su tamaño y así disfrutar y ampliar conocimientos que se ofertan desde cocina.

El comedor, que parace que va a ser tipo tubo aunque más espacioso, se amplia mucho en el fondo por una ensanchamiento de la sala, ganando en visibilidad y en profundidad. La decoración (especial mención a las lámparas, como en Bonaire) y la iluminación transmiten cercanía, más que de salón regio, de salita (valga la propaganda del local madre) de casa; mesas de madera ajustadas, sillas diversas (me encantan las de rejilla), con la zona de la pared con sofá corrido; sin mantel, para dar aire informal, buena vajilla, servilletas de papel tela, cuberteria correcta, copas bien pero para el agua, en vez de vasos, usa tazas que en mi caso no me gusta, no solo por no ver el color de lo que bebo, sino no ver lo que queda en el vaso. Hay una escalera que lleva a un pequeño altillo, pero de momento bloqueado el paso, pero que recuerdo que permitía un comedor privado para unos 8 comensales que desconozco si está o estará habilitado.

La carta de vinos es muy corta con presencia de blancos y espumosos más un rosado, principalmente con amplitud de precios entre 14-24€ (salvo los dos cavas y los champagnes que suben bastante más de precio) y que, dado el tipo de comida, es lo que más parece estar indicado; hay tintos pero pocos, dos valencianos, otros dos Riberas y cuatro Riojas, en el mismo rango de precios que los blancos. Lo bueno está en que son mayoritariamente marcas menos conocidas y por tanto más interesantes para el atrevido. También algunas pocas opciones de vino y espumoso por copas. Elegimos, quizás el blanco más conocido de la carta, un K-naia 2018 (16.15€) en buenas copas, sin dar a catar -daremos el beneficio de la duda que haya sido por la temperatura de la botella- y colocado en el enfriador para servir a demanda. Un botella de medio litro de Cabreiroa completó la fiesta de aniversario.

En la parte de comida, la carta en formato, creo, DIN-8, consiste, en papel cartón, en una amalgama de opciones expuesta con total libertad (emblema de esta cocina en este local) pensando más en la armonía de la visión y en encajar tamaños de impresión, que en seguir una cronología encorsetada al uso. Hay pescados y carnes juntos a precio fijo (12,90€) de cualquiera de los platos, menú para peques, platos especiales para peques, hay platos dulces (6€), los reyes de la casa (no son más platos de peques) sino que son los más recomendables desde las propuestas de cocina (18€), cocas de aceite (6€), la zona de vegetales -ensaladas- (7,90€) que se pueden suplementar con alguna "proteina" (3,50€), platos para compartir -léase entrantes- (7,90€) y todos ellos pueden llevar acompañantes (patatas fritas, hummus...). Unos cuantos platos del día (7,90€) y el menú degustación de noche (30€) con 4 entrantes, 2 principales y postre para mínimo 2 personas a compartir. Así que necesitaré varias visitas para navegar por tantas y variadas opciones. Nosotros optamos, tras acertar la ausencia de un plato, por compartir todo entre los dos, ya que la ración de los platos (incluso muchas presentaciones) no solo lo permite, sino que lo aconseja:

. aperitivo: me parece recordar que lo hubo, pero no podría jurarlo. Cada vez estoy más mayor (pero la alternativa es peor).

. mejillones: con opciones de salsa de curry o de vino blanco: dado el encargo del chili crab, opté por la de vino que resultó suave y elegante. Los mejillones, de muy buen tamaño en cáscara y en molusco, perfectos de cocción y servidos en recipiente a modo belga aunque sin frites (podiamos haberlas incluido con suplemento). El cuerpo me pedía beber el caldo a modo de porron.

. baos (2) a la española: bao negro, aros de calamar rebozado y salsa verde: versión personal del bocadillo de calamares pero con un pan irreverente e irresistible.

. sandwich de pastrami: con carne de ternera en dos cocciones asada y curada, queso cheddar y salsa tártara entre pan de semillas y mantequilla: más de medio kilo de comida que nos desbordó por todos lados: a la hora de comerlo por su altura, a la hora de saborearlo por sus matices y calidad de la carne, y a la hora de acabarlo, pues compartido entre dos (ya viene partido así) vale, como poco, por un plato principal para buenos comedores. Nadie puede ir a Nómada Urban y salir sin conocerlo y me atrevería a decir, repetirlo en la siguiente visita.

. chili crab: cangrejo (nécora de tamaño), huevo, boodles, pack choi, jengibre, tomate: de ración imposible para uno por el tamaño y cantidad de alimento, pero también porque aquí el picante que lleva es, al menos, para cuatro mejicanos de puro machotes. Decidimos, tras el sandwich anterior y el picante de éste, que nos lo prepararan para llevar (en la cena) y cocer un plato de pasta (sin salsa), mezclar ambos y cenar los dos la mar de a gusto, y aun así el picante estaba en nivel alto. Para los de gusto muy picantoso. Compensamos añadiendo un postre.

. baileys con frutos rojos: espuma de Baileys con frutos rojos y galleta de mantequilla: todo en una armonía elegante, cítrica con un punto dulce y graso ligero. Ideal si compartes dos postres (no por el tamaño sino por su presencia cítrica que aligera).

. torrija: pan bañado en horchata con helado de canela: más contundencia en boca, amplia ración de pan, tan bañado que precisa de cuchara; el helado aporta diferente textura y temperatura y complementa bien la parte sápida.

No nos planteamos cafés porque luego había cena y celebración casera y empezaba a doblarse alguna mesa. Un sitio por su sensación de casero informal pero novedoso y sabroso, con amplio horario de cocina, sus raciones compartidas y su ubicación central en la ciudad destinado a convertirse en referente de locales y especialmente de turismo joven y adulto, pero con guía gastronómica.

Salimos pensando que había que volver e ir tachando platos de la lista del menú.

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