Ir donde va la policia

Local típico de barrio con unas pocas y agradables mesas sobre la acera más un interior de forma rectangular con una larga barra a la izquierda donde se acumulan bandejas preparadas para los almuerzos con las viandas habituales en estos casos sin sorpresas o especialidades. Bonita decoración con múltiples cuadros de fotos, carteles y diferentes temas sobre paredes que transmiten limpieza y luminosidad. Prácticamente lleno, pese a hora tardía, de gente del lugar y especialmente de policias de la comisaría cercana; si en carretera debes parar donde hay camiones, en la ciudad debes entrar donde está la policía local, que es quien mejor conoce la zona.

Mesas sin mantel con algún resto del uso anterior, con "el costo" (cacahuetes con corteza -mejorables- y aceitunas con algún variante) ya preparado. Servicio rápido, amable y efectivo pese a la cantidad de clientes. No se oferta la opción de bocadillo XXL (barra entera) pues parece que casi nadie se lo plantea a pesar de que por 0,5€ más duplicas el tamaño del bocata; sin embargo sí te ofrecen que por 1€ más pases a jarra de cerveza. Creo que debería ofrecerse una carta, sobre todo si no es cliente conocido, con estos detalles más las posibilidades de tapas añadidas de que se dispone.

Tres para el almuerzo y tomamos con un doble de cerveza (luego hizo falta un extra más):

. bocadillo de blanco y negro con patatas fritas y huevo frito: en un pan más que correcto, con un relleno mejorable en la cantidad y correcto en la calidad -algo más sólido el huevo de lo deseable-, nada aceitoso y en un tamaño de media barra.

. bocadillo de panceta con revuelto con patatas fritas: pueden repetirse lo mismos comentarios.

. en plato: tortilla de patatas con pisto: buena la tortilla de patatas en versión no jugosa.

. cremaets: muy bien hechos sin excesos dulces que suelen acompañarse. Versión más cafetera. Repetimos dos de ellos y añadimos un chupito de brandy.

La mayor parte de los adictos al esmorzaret tenían horario limitado lo que hizo que nos quedáramos solos. Sorprendetemente el dueño nos dijo que "eramos gente que no tenía ubicada" (seguramente la falta de prisa nos destacó del resto) y estuvimos comentando algunas cosas mejorables (las descritas) con muy buena recepción y se excusó la falta de cuidado en las mesas por la ausencia inesperada del refuerzo en sala, habitual en la hora del almuerzo.

Salimos con buenas sensaciones, mientras preparaban ya el servicio de medio día con menú de 10€. Hay ganas de progresar.