Recomendable

En  el centro antiguo de la ciudad y en un ambiente elegante con suave música de jazz se ubica este restaurante que funciona en base a menús cerrados y precios comedidos.

Mesas bien vestidas, mantel, buenas copas y vajilla; buena separación de mesas en un local que trasmite historia en sus paredes. El servicio en sala amable, académico, con buenos consejos. La carta de vinos suficiente con predominio de vinos locales y en general con vinos diferenciados. La carta de comidas incluye menú de noche (20€) con variantes de sustituir pescado por carne (+2€) o poner ambas opciones (+4€), Especial (28€) en dos versiones, la de chuletón de ternera asturiana y el de canneloni y lomo de bacalao aunque van variando algo en su composición y se puede preconsultar en su web.

Cuatro para cenar y que elegimos el menú de noche, tres con la opción de pescado y uno con la de carne. Para beber 5 aguas con gas, coca cola zero y una copa de vino local que no recuerdo. Lo comido con unas buenas presentaciones y emplatados en vajilla adecuada:

. aperitivo: nuestras olivas maceradas: un par de olivas muy sabrosas y especiadas con semillas de sésamo y AOVE

. entrante: coca con pulpo grillado con crema de patata y trufa negra. Vistoso pero se espera más intensidad de sabor al pulpo.

. canneloni de coqueler con foie gras: en reducción de licor de naranjas con toque de estragón, aceite a la albahaca y queso curado. El riesgo de que la intensidad del queso lo abarcara todo está bien resuelto.

. carrillera de ternera asada a baja temperatura: envuelta con pasta philo, salsa de shiitake y porrohelios al Oporto, toque de tomillo y cebollino fresco. Muy bien el punto de la carne y bien trabajados los actores secundarios.

. arroz con leche de coco: perfecta la textura del arroz, bien la leche sin excesos de azúcares. Recomendable.

Otros optaron por otro postre y los aficionados al pescado sustituyeron la carrillera por timbal de brandada de bacalao con gratin de alioli suave, láminas de calabacín al vapor, crema de pimientos del piquillo y velouté de berberechos.

Local casi lleno a pesar de la competencia de las numerosísimas terrazas cercanas más dadas al tapeo. Aquí estamos en otra liga y a buen nivel especialmente en el precio, posiblemente en el mejor menú calidad/precio para cenar en la ciudad.