Pesadilla en la Cocina
Elegimos este restaurante por su localización idílica, bajo uno de los canales de Utrecht, porque desde el puente quedaban mesas libres en la terraza, cuando el resto de restaurantes estaban llenos. La primera sorpresa al bajar es que se anunciaba como tapas y comida española, comida que no pretendíamos, pero era tarde y todo Utrecht lleno de turistas.
Nos sentamos, y pedimos dos cervezas y unas entradas holandesas, mientras veíamos la carta "española".
Media hora de reloj para traer las dos cervezas, mientras la poca gente que llegaba, no era atendida y se levantaban. Nos traen las cervezas y nada más, y al cuarto de hora unas tapas de pepinillos, olivas, pan con mantequilla y unos ahumados de mala calidad.
Visto lo visto, entro al interior del local y observo que esta vacío (mala señal), la terraza a medias, y con una sola camarera que nos atendió, y en la cocina un asiático de cocinero... ¡que sabrá de nuestra cocina!
Vi las fotos del local con platos de paella horribles, o tapas andaluzas que no se sabe lo que era. La decoración cutré, con muñecas de sevillanas y carteles taurinos.
En definitiva pagué los aperitivos y las cervezas, a un precio excesivo, y por eso puntuó el local, y salimos por piernas. Saciamos el hambre con unos buenos perritos calientes de un puesto ambulante al pie del canal de Utrecht.
Digno de un programa de CHICOTE "Pesadilla en la Cocina".