De la cuidada playa de Castelldefels, en un caluroso día de agosto. Interior bien climatizado con algunos problemas que luego veremos, interior bien decorado, comimos en una terraza acristalada co nabundantes plantas, espacio entre mesas suyficiente, sillas cómodas, mantel individual, menaje correcto.

Empezamos con unas copas de verdejo y cervezas, platito de cortesía con fuet, queso especiado y variantes, siempre un buen detalle.

Íbamos 5 personas e hicimos el menú del día, tarifado a 17,40€ y con numerosas opciones de primeros, segundos y postres a elegir. No incluye el vino.

Yo comí una ensalada de quinoa con pollo que estaba bien y un arroz con mejillones sabroso y contundente, me lo acabé.

Otras opciones fueron una ensalada con queso feta, canalones y merluza, todo bueno, abundante y bien presentado. Los postres brownie, macedonia y mousse de frambuesa, cumplieron con aprobado. Pan de 2 tipos, normal.

Carta de vinos corta pero los caldos a buena temperatura y a precios asequibles.

Personal joven, amable pero algo desorganizado, a pesar de que el restorán no estaba lleno. 

Como fallo a corregir al lado nuestro había un aparato de aire acondicionado que perdía un montón de agua y nos salpicó. Tuvieron que poner unas toallas para salir del paso, pienso hay que estar más al tanto y anular la mesa donde nos sentaron. Esto baja la nota de entorno.

No obstante lo anterior comimos bien, y para ser un lugar tan turístico a precio muy correcto, platos bien elaborados.

Con 2 copas de vino, 1 botella y 5 cafés 23,48€ por persona.