Ni es una pollería ni está en Fontana

Curioso nombre para un restaurante, Fontana es una de las calles del barcelonés barrio de Gracia y que da nombre a una estación de metro, Polleria Fontana es uno de los muchos locales de este barrio, un local con unas pocas mesas a la entrada seguida de una gran barra donde los que no han conseguido mesa pueden tomar alguna tapa, después de la barra otra pequeña sala con alguna mesa más

El local es estrecho y alargado, con mesas a ambos lados formando un pasillo para acceder al fondo del local, paredes de tocho visto antiguo, techo pintado de blanco con vigas de madera pintadas del mismo color, mesas de mármol con pies de hierro fundido totalmente desnudas, los platos, servilleta de papel y cubiertos están ya dispuestos sobre las mesas, curiosamente todos los platos son distintos y son recuperados de vajillas antiguas, tienen una carta corta de tapas y platillos y recomendaciones fuera de la misma.

La idea es la de compartir todos los platos y es lo que hicimos, éramos tres comensales y pedimos buñuelos de bacalao, muy buenos, caseros y con abundante bacalao, tienen fama sus tortillas hechas al momento, nos recomendaron la que proponían ese día que era de bacalao y ajos tiernos, buena muy buena, ni cruda ni pasada, en su justo punto, seguimos con una pata de pulpo a la plancha acompañado de romescu y mini patatas al horno, también muy bueno y tierno, un excelente tartar de atún rojo de Balfegó acompañado de mermelada de tomate que nos aconsejaron no mezclar para poder apreciar los dos sabores por separado, presa ibérica fileteada con la carne muy rosada con acompañamiento de cebolla y pimiento escalibados carne muy tierna y sabrosa, tomamos un solo postre texturas de chocolate, tres diferentes texturas. Dos raciones de un buen pan de coca con tomate.

Bebimos una caña de cerveza y dos botellas de un blanco a partir de uvas de la variedad Parellada U de 2 elaborado por Vidbertus acogido a la D.O. Conca de Barberà, el servicio consistió en descorche cata y primer servicio y un café con hielo, tres chupitos de orujo de hierbas por cortesia de la casa.

Ambiente joven desenfadado, local algo ruidoso puesto que había un par de mesas con grupos de unas seis personas, el servicio también joven y eficiente, sólo abren por las noches, imprescindible reservar.

Un lugar al que sin duda volveré, con un producto de muy buena calidad y unos precios muy competitivos.