Pequeño local familiar de cocina tradicional situado en una estrecha callejuela muy cerca del Duero. Almuerzo para dos comensales.
Comenzamos tomando un caldo verde (crema de verduras) con una rodaja de un rico chorizo ahumado, y compartiendo una ración (pequeña) de pulpo en salsa verde (cocido y aliñado con aceite, ajo y perejil). Como plato principal, bacalao al horno con costra de pan rallado y acompañamiento de patatas asadas y verduras variadas. Estupenda tajada. De postre, crema de leche (especie de crème brûlée concentrada) y tarta de galleta.
En el apartado vinícola, amenizamos la comida con un estupendo blanco de Quinta do Crasto, Crasto 2018 (17.5 €), Douro a base de rabigato, viosinho y gouveio, fresco y mineral. Para el postre, Tawny de Quinta do Noval.
Servicio correcto.