Mal servicio

Entre lo bueno de La Huertona está el restaurante en si, una magnifica ubicación de espectaculares vistas en un local con buena decoración y mesas amplias e inmaculadas, y, como suele pasar en Asturias, con una materia prima de excelente calidad.

Entre lo malo hay que destacar el pésimo servicio y el tamaño, algo escaso, de algunas de sus raciones.

Mientras te decantas por la comida puedes catar un aceite riquísimo con tres tipos de sales (una de ellas de canela realmente curiosa) para comer con pan. Una vez elegida la comida, durante la espera, te sirven una pequeña tapa de ensalada tipo campera. Algo vulgar como plato pero un detalle de agradecer.

Lo primero en la carta son los "entrantes originales" que realmente son platitos pretenciosos para dar al lugar un toque de nueva cocina: tapas escasas, en plan moderno y de precios exagerados. Nosotros nos decantamos por comer:
- Pulpo con patatas chips y alioli. Como suena, patatas chip con alioli y un trozo de pulpo encima. Ríquisimo, si, pero ¿original?
- Fritos de merluza con anchoa. También perfectos, aunque la ración costaba 24€ y consistía en 8 trocitos de merluza con un cachito de anchoa dentro que apenas se notaba, sobraba
- Ensalada de tomate y cebolla. Materiales de primera
- Chipirón relleno de cebolla. El mejor de los que probamos

A continuación aparecen los segundos "tradicionales", con bastantes platos asturianos y tan apetecibles que crearon la duda sobre que elegir. Finalmente:
- Entrecot. Queríamos degustar la buena carne del norte pero lamentablemente venía muy hecho por un lado (incluso quemado e incomible) y por el otro, al venir a la piedra, se fue pasando poco a poco.
- Merluza, muy bien. el mejor plato de los que pudimos probar.
- Marmitaco de Atún, muy mal. Insulso. Sin sabor y sin sustancia. Con este plato tuvimos un problema ya que tres comensales lo pidieron pero solo trajeron 2 marmitas que sirvieron a dos de ellos mientras el tercero se quedó esperando. Al rato, cuando fuimos a reclamar, la camarera se fue a la cocina y volvió diciendo que una de las marmitas era para dos. Todos nos quedamos alucinando intentando deducir cual ya que las dos erán idénticas en tamaño. Mientras la camarera se quedó igual de patitiesa. Al final señaló una al azar y se fue corriendo de allí.

Para finalizar los "postres con un toque diferente":
- Arroz con leche. En su punto.
- Sopa de chocolate con helado de naranja. Más nombre que sabor.
- Torrija. El "toque diferente" consistía en que venía servida con un Mikado pinchado en ella. De lo más cutre.

Salimos de allí por unos 40€ por persona y un sabor un tanto agridulce ya que algunos platos estaban riquísimos y otros malísimos. Además del feo con el marmitako y el detalle de tener botellas y platos de los entrantes vacios, encima de la mesa, durante toda la comida.

http://viajesytapas.blogspot.com/

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