Había quedado con un amigo del barrio del Born sin tener decidido el restaurante y me comentó que tenía ganas de probar este mexicano del tramo final de la calle Princesa donde no faltan sitios donde comer bien. El local es cuadrado, de techo demasiado alto para mi gusto y no muy íntimo (mesas muy cercanas). La decoración es moderna, colorida y vistosa con muchas alusiones a la lucha libre mexicana. Sillas cómodas (se agradece que no sean los típicos taburetes de los establecimientos de este tipo de comida)

Quisimos compartir varios platos. Se definen como una taquería y hay que probar su especialidad. Escogimos unos tacos de cochinilla pibil (3 por 9,50 eur) que estaban riquísimos, quizá la mejor comida mexicana que haya probado. Carne tierna y sabrosa, con un puntillo picante, muy bien elaborados. La ración no era enorme pero acababan llenando. De muerte estuvieron unos nachos con bistec (9,50 eur): triangulitos de maíz muy crujientes, buena carne de ternera en trocitos, pasta de frijoles negros, guacamole, jalapeños y una salsa blanca que no sabía muy bien que era. Ideales para compartir y sabrosísimos. Aquí la cantidad era generosa.

Tomamos una botella de Rioja Cune Crianza (10 eur) servida a la temperatura correcta en copas más que aceptables. Como anécdota comentar que la camarera (muy amable en todo momento explicando los platos) tuvo que pedir ayuda para abrirla. La carta de vinos es corta (dos o tres referencias de tinto y blanco y otras tantas de rosado) con la posibilidad de pedir por copas (3,50 eur). También tomamos una botellita de medio litro de agua km 0 (de osmosis) que nos costó 1,50 eur.

El resto de platos bajó el nivel. Para completar la parte salada (comentar que afortunadamente la carta no es la típica de un tex-mex y que hay muchas opciones de tacos y sopas) nos decidimos por un sopecito de tinga de pollo (5 eur), que es una cazuelita de maíz con frijoles y el pollo por encima. Muy insípida la verdad, no nos convenció en absoluto y la ración tampoco era grande.

En cuanto a los postres, creo que no elegimos bien. Yo me decidí por el Taco de Gloria con Queso que era una crêpe de dulce de leche con queso con más dulce de leche encima y un poquito de nata. Lo noté demasiado empalagoso y no entraba muy bien. Mi amigo se decidió por el pastel de chocolate abuelita (con nata y helado de vainilla al lado) que sinceramente nos pareció muy escaso de sabor. El precio de cada uno creo que era de 5,50 eur y tampoco había mucha cantidad. La camarera me convenció para que probara un chupito de tequila (4 eur). No soy fan de los destilados y además el precio no era barato pero hay que agradecer el buen trato a lo largo de la cena y sus pacientes explicaciones, así que no podía faltar para completar la cena. El chupito venía con su sal (aunque no recomendó usarla) y unas rodajitas de lima.

En resumen, un muy bien mexicano en uno de los barrios top de Barcelona con precios moderados y comida muy rica si sabes lo que eliges. Buen trato además. Para incluirlo en la lista de esos sitios a los que quieres volver cada año.