Los propietarios de este local iniciaron aqui su andadura para dar el salto a un local mucho más grande en un barrio periférico de la población y donde después de algunos años, decidieron replegarse al local donde comenzaron, el local dispone a la entrada de una tienda donde se despacha comida para llevar y desde donde se accede al restaurante propiamente dicho que dispone de dos salas con unas diez o doce mesas, el local decorado con maderas de distintos tonos resulta moderno y elegante, las mesas con manteles individuales de papel reciclado y servilletas de tela, cristaleria de diseño actual.

Los entrantes como casi siempre fueron compartidos, mejillones a la brasa y media ración de buñuelos de bacalao, bien los mejillones, no tiene secreto su elaboración y buenos los buñuelos. Acompañamos estos entrantes con una muy buena coca de pan torrada con tomate.

Los segundos fueron de los que precisan para su elaboración un buen tiempo en los fogones, pie de cerdo relleno de morro de ternera con guarnición de trinxat de Cerdanya con rosta y pato guisado con ciruelas y peras, este último nada grasiento debido a la larga cocción del mismo.

La carta de vinos corta aunque con presencia de las principales D.O catalanas, elegimos un espumoso que coincidió con el que tomé el dia anterior, Recaredo Terrers brut nature reserva.

No pedimos postres debido a la contundencia de los guisos de los platos principales en los que además mojamos un buen pan.

Dos cafés  cortos, espesos y cremosos para finalizar la comida.

El servicio eficiente pero distante.

Un nuevo decubrimiento para tener en cuenta para alguna otra ocasión.