Desde 1865 esta fonda es regentada por la misma familia y ya va por la quinta generación, me habian comentado que los sábados de invierno en el menú tenian escudella i carn d'ollla (sopa de caldo y cocido) uno de los platos más tradicionales de la cocina catalana, así que hacia la fonda nos dirigimos, a la entrada una sala a la derecha y otra a la izquierda ocupan el restaurante que a las dos de la tarde estaba completamente lleno, mesas vestidas con manteles y servilletas blancas con cristaleria de épocas pasadas.

Del menú de fin de semana que tiene un precio de 16 euros elegimos escalivada y pollo al horno para mi mujer buenos los dos platos y la escudella i carn d'olla para mí, me trajeron la sopera llena y la dejaron en la mesa para que repitiera tantas veces como quisiera, cosa que hice, a pesar de que a la sopa utilizando palabras de Karlos Arguiñano le faltaba fundamento, la carn d'olla abundante tanto de patatas, garbanzos y col como de la parte de carnes de cerdo (pié, morro, oreja, espinazo), pollo, y ternera así como una muy bien elaborada "pilota" que es una especie de albóndiga de gran tamaño y que hierve con el resto de viandas.

De postre dos helados de crocanti regados con una buena dosis de ratafía, un licor a base de hierbas muy típico de esta zona.

Para beber una botella de agua de litro y medio y como no nos fiamos del vino de la casa que incluía el menú además de sifón o gaseosa, pedimos la carta de vinos, el joven que nos atendió dijo que no disponían de carta pero que venía su padre a cantarnos los que tenían, así lo hizo, sota, caballo y rey, Marqués de Cáceres, Cune y uno de Raimat como no podia ser de otra manera pedimos el Raimat de la D.O. Costers del Segre, El gall de la clamor que nos sirvieron a buena temperatura y nos cambiaron las copas de fonda por otras más adecuadas, el precio que nos cobraron por el vino, 6 euros, me recordó los tiempos pasados cuando pagábamos en pesetas, el precio no difiere del que venden en tiendas en internet.

Dos cafés, francamente mejorables y servidos en una taza de gran tamaño.

El servicio cercano y amable.

Si interiorizas que estás en una fonda y no en un restaurante de cocina de autor, el lugar y el menú no son una mala opción.