Muy bien situado, en el centro de Ponteareas, a escasos 2 km de la salida 294 de la A-52  encontramos este restaurante-tapería de barrio, de los de toda la vida, mobiliario en madera de pino, bien iluminado, tiene una zona de barra entrando a la izquierda, a continuación, cocina, lavabos, más comedor al fondo, y a la derecha se abre un segundo local anexo al primero, que corre paralelo desde la entrada hasta el fondo también, acabando ambos en una gran terraza, idónea para estos meses de calor.

Dimos con él, preguntando para comer por la zona, era Domingo y estaba a tope, nos dieron posible mesa a partir de 15:30, faltaba una hora y decidimos esperar tomando unas cañas, acabamos teniendo mesa algo más tarde, mereció la pena, y mucho. Amplia carta con productos locales, destacando algunos pescados (merluza, rodaballo y San Pedro entre otros) marisco y carnes autóctonas varias. Además ese día nos cantaron varias sugerencias. A destacar el servicio atento y profesional de Manuel Domingo, que es quien regenta el lugar.

Las raciones son generosas, por lo que optamos dejarnos aconsejar. Traíamos ganas de algo verde para empezar y tomamos una ensalada mixta bien hermosa como entrante, después una generosa fuente de mejillones de ría al vapor, recién hechos, (lo que se agradece), y otra fuente (no más pequeña que la anterior) de xoubas rebozadas acompañadas de excelentes pimientos de Padrón recién traídos del huerto, delicioso todo, regado con un albariño de la casa, muy rico. No tomamos postres (los había caseros y con muy buena pinta) pero sí cafés, acompañados por toda una gama de orujos, blanco, hierbas, café y crema de orujo, muy ricos todos. Ni que decir tiene que repetimos, dos veces más durante los días que estuvimos alojados por la zona, en los cuales tomamos chipirones plancha (los bordan), tortilla española, xinchos (jurelitos fritos, que ricos, Dios!) y zamburiñas (otra joyita gallega) entre otros. Volveremos, sin ninguna duda, a disfrutar de tan sencillas tapas  como bien cocinadas, amén del excelente trato al cliente. A los cafés y orujos nos invitaron. Un lujo haber conocido este sitio, que maravilla!