Para seguir disfrutando de la Fase 2. Muy tímidamente se va animando la restauración en la Imperial Tàrraco. Pensé habría más gente al ser sábado noche pero todavía va la cosa floja, unos cuantos clientes en la terraza y nuestra única mesa en el interior del local. No importa, eso redunda en una atención exclusiva que de vez en cuando va bien.

Sustituyen la carta por unas pizarras en la pared con los platos y completan la oferta con platos fuera de carta que te canta el maitre y, buen detalle, te especifica el precio.

Compartimos todo: una ensaladilla estupenda con un original toque de manzana, unas sabrosas bravas con mayonesa de curry, tomate con burrata, unas correctas croquetas de jamón, unos trozos de camembert rebozado y frito, un excelente revuelto de morcilla y un huevo roto con samfaina (pisto).

Pan con tomate para acompañar y un par de postres: sorbete de limón y helado de turrón.

Pedimos un Rioja que estaba claramante en decadencia y que cambiaron sin problema, bebimos a continuación un tinto de Priorato y otro de Montsant, procedentes de armario bodega y que seguimos manteniendo frescos en cubitera.

Atención amable y profesional. Por poner un pero algo que ojalá no se ponga de moda en estos pagos: raciones cortas en exceso.

La situación dista mucho todavía de ser normal, pero sigamos poniendo nuestro granito de arena.

Durante un corto espacio de tiempo disfrutamos en la Imperial de una buena oferta culinaria. La crisis y diversos avatares profesionales produjeron el cierre de locales destacados, los 2 más representativos el 20 a la Rambla y El Cook&Travel. El 1º triunfa en Reus con otro nombre, el 2ºhace lo mismo en Salou manteniendo la firma. Pero de unos meses a esta parte se nota un nuevo aire en la ciudad, han abierto nuevos restoranes y hay más animación. Este Martinet es de los destacados. Está situado en la remozada zona del Mercado, después de las interminables obras de reforma del mismo todo luce más y es un disfrute poder caminar sin problema por allí. 

El local es luminoso, bien decorado, con una barra a la entrada, cocina a la vista y comedor al fondo, iluminación excelente.

Estuvimos la noche del pasado viernes y estaba casi al completo.

Mesas sin mantel, servilletas de papel, menaje correcto.Carta no muy amplia, algunas sugerencias fuera de la misma. Comoaperitivo unas estupendas olivas negras y unos cortes finos de redondo de ternera macerado, presentado como un fiambre.

Compartimos unas fresquísimas sardinas marinadas sobre lecho de cebolla tierna, unas anchoas de la Escala muy bien presentadas sobre hielo, un correcto pan con tomate y jamón- curiosamente lo más flojo, precortado-, unos originales mejillones ahumados, una fresca ensalada de quinoa y como plato un poco más contundente una hamburguesa muy bien cocinada con mostaza.  

De postres un bizcocho de Chartreuse y un pancake de castañas con helado. Ambos sabrosos sin deslumbrar.

Mención aparte la carta de vinos, caldos bastante especiales a precios moderados, corta pero bien escogida; el vino por copas a precios muy buenos para ser Tarragona, donde el vino por copas se tarifa muy caro. Escogimos un Priorato GR 174 y un Viña Pomal 106 barricas; constan las añadas, buen detalle, copas muy correctas y temperatura idónea.

La atención profesional, competente y amable.

Con las 2 botellas de vino salimos a poco más de 28€ por cabeza.

Cenamos muy bien, ojalá se consolide en la ciudad, bienvenidos sean los aires nuevos.