Restaurante Madia Leva en Santiago de Compostela
Restaurante Madia Leva
País:
España
Provincia:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
70,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
70 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.6
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.3
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de Madia Leva
OPINIONES
2

En este caso si que solo puedo adjuntar las fotos de la velada, ya que lo descrito por Toni, como siempre es muy acertado.

Cuatro raciones de boletus a 15€ ración.

Cinco de navajas a 16€.

Cinco de croquetas a 9€.

Cinco de besugo a 25€.

Cuatro de canelones a 16€.

Y tres de quesos a 15€.

Hace un total de 419€ en comida, entre once, hace 38€ por persona, bien para lo comido y 364,6€ en bebida, 33€ por persona, mejor para lo bebido.

Decir que para ser un local de vinos, porque eso si este chaval, Miguel hace una labor importante en este apartado, pues eso, siendo un wine sitio de estos, se come rico , las croquetas , el besugo , los boletus y los canelones de ternera cachena muy ricos y el tema de quesos es un hacha , nos saco uno de Francia , otro asturiano , gamoneo , el que menos nos gusto y un alemán parecido al conte .

Si te gusta el tema vinos y comer bien , creo que es un local para visitar , pero ya veis que Santiago y Galicia en general es una zona llena de muchos y buenos locales para comer , lo tienen todo , buenos vinos , no solo blancos , yo soy un enamorado de sus tintos , mariscos y pescados , carnes , que me decis de la Rubia gallega y alguna raza mas , les encanta el dulce , y son gente muy afable , se nota que me encanta esta tierra .

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Los encuentros de nuestra peña, la de Los Restauranteros, suelen finalizar con una cena el sábado por la noche con un aire mucho más informal y a la que no solemos acudir todos después de la comida de medio día que acostumbra a ser larga y bastante copiosa. Para esta ocasión nuestro amigo Óscar eligió este sitio que abrió sus puertas al público con un concepto de vinatería y que, poco a poco, ha ido complementando la oferta vinícola con una cocina sencilla pero resultona.

Al frente del negocio está Miguel Ángel Barreiro Mosquera, un verdadero apasionado por el mundo del vino que, según me comenta mientras tomo el aperitivo (he sido el primero en llegar) quiere seguir haciendo aquello que más le gusta y que consigue hacerle feliz: dar a conocer a su público la inmensa riqueza cultural que atesora este mundo. Santiago, sin embargo, no es una gran ciudad y, aquello que comenzó casi exclusivamente como un despacho de vinos, ha tenido que adaptarse a los gustos del público en general, un público mucho más de sentarse a la mesa a comer o cenar que a tomar unos vinos en la barra.

Local práctico y funcional, sin pretensión alguna, pero con decoración agradable, terraza exterior y un servicio muy amable y cercano por parte del propio Miguel. Decidimos dejarnos en manos suyas tanto en el apartado de comida como en el del vino. Tomamos:

- Navajas con aire de albahaca y naranja: Un pelín pasadas de cocción según mi gusto, pero no excesivamente. Bueno el condimento con ese aire, nada intrusivo y muy refrescante.

- Croquetas de calamar en su tinta: Sabrosas y curiosas con la cobertura del tono habitual en las croquetas, pero con un relleno totalmente tiznado por obra y gracia de la tinta del cefalópodo.

- Revuelto de huevos y boletus: Tomamos setas en al menos cuatro de los seis locales visitados en este intenso fin de semana. Éstas fueron las que me parecieron más sabrosas hasta el punto de afirmar que tal vez éste fue el mejor plato de la noche.

- Besugo con almejas: Me gustó mucho el pescado, bastante acertado en su punto de cocción y con un sabor limpio y elegante. Las almejas de tamaño pequeño y un tanto difíciles de desprender de su concha.

- Canelones de carne: Ricos, con un estilo muy casero y tradicional.

- Quesos: Selección de algunos quesos, todos ellos con bastante sabor y personalidad y que vinieron maravillosamente acompañados con el fondillón final.

En el apartado de vinos, salieron a la mesa botellas de casi todos los estilos: espumosos, blancos, tintos, etc. Comenzamos con un espumoso del valle del Loyra elaborado con la variedad chenín blanc cuya referencia no recuerdo. Le siguieron: Nicolás Tricó (albariño) y Les vieux clos 2015 (chenin blanc). En el apartado de tintos tomamos O tesouro (brancelao), un vino monovarietal Caiño que no se comercializa y que se nos presentó incluso sin etiquetar, Sílice (DO Ribera Sacra con diferentes varietales) y Azos do pobo – Daterra viticultores (hasta cinco variedades distintas de uva). Intercalado entre ellos salió una botella de Les semblades Clandestin (champagne) y acabamos la cena con Fondillón de MG Wines.

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