En nuestra última noche en la isla nos desplazamos hasta la zona de Saint Paul’s Bay aconsejados por quienes habían comido a mediodía junto a nosotros (unos amigos residentes en Malta). La zona donde se sitúa este restaurante está repleta de bares y pubs y se respira mucha animación y fiesta en el ambiente. En medio de ellos se encuentra este local como un remanso de paz y con una oferta gastronómica bastante más interesante que todo cuanto le rodea.
Al encontrarnos la terraza llena, somos alojados en el comedor interior que carece de encanto alguno sin que podamos descubrir ningún elemento decorativo. Personal muy servicial, eso sí, con ganas de gustar y hacer que te sientas bien. Carta con una cocina de influencias italiana, francesa y marinera.
Compartimos unos calamares fritos al principio que resultaron ser unos chipirones típicos de aquí en toda regla. Rebozado un tanto rudo y acompañamiento con una salsa de yogur que se sirve aparte.
Como plato principal yo elegí el pescado del día que era atún a la parrilla y que estuvo muy rico. Destacable la proporción de la ración, no así la simple guarnición con verduras a la plancha y patatas fritas. Mi acompañante tomó una carne de cerdo a la parrilla que se asemejaba al solomillo sin llegar a serlo. Desconocemos de qué parte se trataba.
No pedimos postre y durante la cena tomamos un par de cervezas, unas copas de vino blanco La Torre (Sauvignon blanc de Malta) y unos cafés para acabar.
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