Ubicación inmejorable

Después de la preceptiva visita a Óbidos, y previo paso por la Garrafeira Estado Liquido, visita inexcusable para un aficionado al vino, llegamos a Foz do Arelho, un lugar paradisiaco en la confluencia de la laguna de Óbidos con el mar, donde se puede disfrutar tanto de una tranquila playa fluvial como de una abierta al Atlántico, todo ello bajo bandera azul.

Llegamos prácticamente a la hora de comer y sin un plan muy definido, y nos decidimos por este local magníficamente ubicado junto a la playa fluvial. Dispone de una sala amplia y acristalada para disfrutar de las vistas y con una decoración moderna e informal, y de una amplia terraza orientada hacia la laguna. Ocupamos una de las últimas mesas disponibles en la sala, vestida con manteles individuales de papel y poco más. Del aperitivo que nos ofrecen nos quedamos con un cremoso quesito (3,20€) y el pan (0,75€). Como platos principales elegimos:

• Atún a la parrilla (13,50€): Un buen filete en el punto que solicitamos, acompañado de tomatitos y patatas asadas. Correcto.
• Bacalao a la Cais da Praia (12,50€): Se trata de un pastel de bacalao desmigado y mezclado con espinacas, con una crujiente costra de pan por encima. Sencillo pero sabroso.

Como postre nos ofrecen fuera de carta una tarta de Oreo y nos tiramos a por ella. Bien para un par de cucharadas, pero muy densa al final. Un par de cafés con hielo completaron el menú.

En cuanto al vino, disponen de una carta con 15-20 referencias. Como mi compañera no estaba por la labor y había que conducir después, opté por uno de los que ofrecían por copa, el Beyra blanco, muy bien, servido en copas aceptables y a temperatura adecuada.

La verdad es que entré sin grandes expectativas, porque pensé que sería el típico chiringuito de playa, y resultó una experiencia agradable. El servicio fue atento aunque quizás un poco apresurado. Opción recomendable si se quiere disfrutar del magnífico entorno de la zona.