Por fin han vuelto a reabrir este maravilloso restaurante que debería ser patrimonio de la isla. Una casa antigua típica con su patio y las habitaciones como comedores. La carta se compone de platos típicos canarios, eso si algunos tienen que ser por encargo debido a su preparación. Los precios son razonables siempre dependerá de lo que pida cada uno. Nos gastamos unos 65€ con dos entrantes papas arrugadas y queso del país, dos raciones de atún, postres, pan, vino Bermejo y agua. Muy rico todo sea dicho, comida canaria de toda la vida. Tienen bastante variedad en la carta en este sitio encantador, por cierto los camareros visten con la típica vestimenta de la isla que no deja dudas de donde nos encontramos, volveremos.
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