Era una de las opciones que nuestro listado de locales abiertos todo el año en la isla indicaba... Deeva y allá que fuimos. Situado a pie de playa en Port d'es Torrent, siendo la sala un amplio cerramiento acristalado con mobiliario en tonos blancos. Mesas bien vestidas. Atmósfera acogedora con unas vistas impagables.

Buena selección musical... y es que estamos en Ibiza.

Íbamos con ganas de un Bullit de Peix y aquí lo ofrecían. Plato en dos tiempos. Todo el pescado de la primera parte con un excelentísimo punto de cocción, cantidades generosas de mero, gallo, rape y rotja (cabracho) que lo presentan sobre una base de patata cocida y una muselina de ajo muy equilibrada por encima de genial ejecución. Además unas judías verdes al dente acompañaban a la perfección. 

Un plato de diez por sí solo pero...

...llegó la segunda parte que consistía en el arroz "a banda" y que, en pocas palabras, resultó un desastre. Ya te ponía en guardia su aspecto extremadamente crudo, lo que se corroboraba en boca recordando por momentos puro serrín. Por si fuera poco, estaba saladamente salado y esto no parecía provenir de una reducción del caldo base sino más bien de una mano garbosa con el condimento.

Se indicó la situación y accedieron muy amablemente a solventarlo. Remarcar que la predisposición fue máxima en este sentido en todo momento. A los 10 minutos, para mi sorpresa por el escaso intervalo de tiempo transcurrido, apareció de nuevo el arroz. Cucharada a la boca, arqueo bilateral de cejas y ante la pregunta ¿qué tal? ¿mejor?... pueeeees siiiiiinceramente pareceeee igual - contestamos -

La explicación que nos dieron nos dejo mudos... es queeee es el mismo que lo han intentado arreglar... en fin... una depresión gastronómica se apoderó de nosotros. 

Pero como digo, la predisposición por parte del personal de sala para intentar resolver la situación era total, por lo que nos dijeron que lo preparaban de nuevo. Eah! Así sea!

Y unos 20-25 minutos después, repetición de la escena y... dejémoslo. Punto más cercano a lo correcto e igualmente salado. No pudimos con él.

El atento servicio intentó compensarlo invitando a una ronda de cervezas y al postre.

Sabor amargo el que nos quedó sobre todo por esa primera parte tan buena que prometía y que tiró al traste el pétreo y salobreño arroz. Lo que pudo haber sido y no fue.