Situado en el pueblo de Los Gigantes, a pocos km del hotel en el que nos alojábamos en Tenerife, entre un dédalo de callejuelas, se encuentra el restaurante Acuatromanos, algo difícil de encontrar, pero que vale la pena buscar.

Tras haber reservado con la suficiente antelación (solo aceptan clientes con reservas) el martes 08 de mayo nos presentamos en el restaurante a las 20h30, donde fuimos acogidos cordialmente por Andrea uno de los propietarios, y hombre orquesta que ejerce entre otras las funciones de jefe de sala y que nos sitúo en una mesa prácticamente enfrente de la cocina a la vista, donde se encuentra Victor, el otro propietario y Chef multifunciones, digo esto porque está solo al frente de los fogones y lo hace todo. Uno es italiano y el otro granadino y ambos han trabajado, a pesar de su juventud, durante mas de 10 años, entre otros, en los restaurantes del Hotel Ritz Carlton Abama, léase MB, Abama Kabuki, Txoko ... Entre ambos han recorrido como bien dicen ocho estrellas Michelin.

Su filosofía está basada en "usar las mejores materias primas que tienen a su alcance, para dejarlas prácticamente intactas y desnaturalizarlas lo menos posible". 

Yo definiría su cocina como de vanguardia, de autor que  se adapta al mercado y a los productos de temporada de proximidad.

En su carta muy corta, figuran únicamente diez platos salados y dos postres y a partir de ella proponen por mesa completa dos menús degustación de cinco y siete platos.

Al llegar al restaurante lo primero que encuentras es una pequeña terraza cubierta delante  y al traspasar el umbral de su puerta, en cuanto entras, a la izquierda, está situada una pequeña pero bien organizada cocina totalmente a la vista que ocupa aproximadamente algo menos de la cuarta parte de la sala del comedor, cuya decoración con predominio del color blanco es totalmente minimalista. Al fondo de la sala hay una pequeña barra de bar.

Si no recuerdo mal en el interior deben haber unas ocho mesas, bien vestidas, bien presentadas, con buenos manteles, buenas cubertería, vajilla y copas. El servicio de sala es amable, cercano y profesional. No puedo juzgar si será lo mismo cuando el restaurante esté al completo, en esta ocasión casi se llenó pero en diferentes secuencias horarias mientras estuvimos allí. Hay que tener en cuenta que solo hay una persona para ocuparse de todas las mesas y un cocinero para abastecerlas ( de ahí que solo acepten clientes con reserva previa). El servicio del vino fue bueno, descorche, primera cata, y seguimiento y llenado durante toda la cena. Carta de vinos no muy amplia pero bastante completa con opciones interesantes de vinos canarios.

Optamos por tomar el menú degustación de siete platos.

Empezamos con un aperitivo :

mantequillas aromatizadas de limón, pimentón, y ahumados, aceite de oliva y sal maldon con las que también nos sirvieron en una bolsita de tela, el pan. Excelentes mantequillas, que hicieron desaparecer casi todo el pan,

Seguimos con :

Gnocci casero de espinacas y espuma de gorgonzola   Sabores bien diferenciados de cada producto en un conjunto homogéneo. Muy bueno.

Huevo de corral doble cocción con crema de boletus y shimeji Sorprendente  preparación la de ese huevo a doble cocción empanado. El resultado es excelente tanto en texturas como en sabor.

Ravioli casero de gambas con su bisque Sabor profundo. Riquísimo una delicatessen.

Chipirones, caldo de cebolla dulce y parmesano Los chipirones perfectos de cocción, el maridaje con el queso sorprendente e inhabitual. Muy bueno

Cherne ( pescado del día) y calabaza Perfectamente cocinado. Este primo hermano del mero es un pescado que me encanta.

Las fotos de los dos siguientes platos, dado que en Verema solo pueden cargarse seis, aparecen en el primer comentario.

Mollejas de cordero, quínoa, salsa ras el hanout.  Mollejas cocinadas diferentemente de como estoy acostumbrado, pero no por ello no me gustaron. Las encontré muy buenas y bien condimentadas con las especias

Como postre tomamos :

Chocolate Valrhona.  Muy muy bueno,

Para beber tomamos una botella de agua mineral y una botella de vino blanco crianza tinerfeño  La Haya Barrica DO Valle de La Orotava. Cordón trenzado-Bodega La Haya (Los Realejos). Variedad de uva : en su mayoría Listan blanco con cepas de mas de 200 años de antigüedad. Crianza durante 8 meses en barricas de roble francés sobre sus lías finas. Vino muy elegante, mucha personalidad, potente y largo en boca. Nos gustó

Finalizamos con dos buenos cafés.

La cuenta ascendió a 72,80 €/persona. Muy buena RCP. Pude mantener una buena conversación con Andrea durante el servicio y con Victor en su cocina al final de la cena y ambos me parecen llenos de ilusión y de "savoir faire". Me ha causado admiración su trabajo milimetrado y su dedicación y he sido testigo de como estos 2 jóvenes se implican en su trabajo perfectamente concertados. En cuanto podamos volveremos para seguir su evolución. Gran cocina creativa y de producto de temporada de proximidad. Muy recomendable (reserva obligatoria).