Tocaba pernoctar en Valencia o alrededores y aproveché la ocasión para reencontrarme con unos buenos amigos de Llíria. Decidimos quedarnos a cenar allí y sugirieron visitar un restaurante donde habían estado anteriormente y donde quedaron bastante contentos. Según me comentan, la ciudad no disfruta de una gran oferta gastronómica y, menos aún, por las noches. Parece ser que a mediodía hay algún que otro sitio interesante para tomar arroces, pero la cosa flojea de cara al servicio de cenas.
El restaurante se sitúa en la periferia de Llíria cosa que facilita bastante el estacionamiento y, además, la ligera elevación del terreno, le da unas bonitas vistas de cara a la planicie que rodea la ciudad. Salón agradable que combina elementos y estilos diferentes: mobiliario más bien clásico, ladrillo cara vista rústico, lámparas y tonalidades tirando a modernas, etc… Mesas con bajomantel blanco de tela y mantel de tela-papel negro. Correcto y funcional, sin estridencias ni alardes de interiorismo.
Cocina sencilla que se fundamenta en el producto y que puede resultar del gusto de la mayoría del público. Detalles que denotan buen gusto e interés por ofrecer algo diferente: varias opciones en el campo de la cerveza, carta de tés, ginebras premium… Mientras ojeamos la carta tomamos unas cervezas artesanales provenientes de las vecinas localidades de La Pobla de Vallbona y La Yesa (siento no recordar los nombres). Finalmente optamos por el menú degustación (18,50 euros persona).
- Ensalada con tacos de beicon y vinagreta de frutos rojos: Buena presentación, evitando el exceso desmesurado de brotes o lechuga que encontramos en otros sitios. Vinagreta usada también con medida, cosa que se agradece. Todo bien conjuntado con un buen resultado final.
- Calamares a la andaluza: Excelente fritura, exenta de aceitosidad. Ración un tanto escasa. Una única anilla de calamar por comensal, aunque de buen tamaño. Rica la mayonesa con cebolla fresca que sirven para acompañar.
- Revuelto de setas con virutas de jamón: Plato sin excesivos secretos. Correcto.
- Dados de atún macerados en salsa de soja: Muy buen concepto, con reminiscencias niponas por el uso de la soja y el jengibre, pero elaboración que deja mucho que desear por un detalle tan sencillo como el punto de cocción del atún. Hecho en exceso. Una lástima.
- Carrillera de cerdo estofada: Excelente. Perfectamente guisada, ahora sí, destaca por su ternura y por la intensidad sápida de la salsa. Un plato para reconciliarse con los guisos tradicionales.
- Postres variados: Degustación de postres caseros todos muy ricos: natillas de chocolate, tarta de galletas, de queso… Un final notable.
La carta de vinos se fundamenta principalmente en vinos de la Comunitat Valenciana que constituyen por sí solos más del cincuenta por cien de las referencias. Presencia de otras DO. Precios habituales en la restauración de este nivel. Tomamos un Sierra Cantabria Crianza por dieciséis euros, me parece recordar.
Mención muy especial al trato recibido por las dos personas que nos atendieron. Me aventuro a decir que, además de formar pareja, son los propietarios del negocio, pero no tengo constancia fehaciente de ello. Amabilidad, interés y gusto por hacerlo bien además de ofrecer, como ya he dicho al comienzo, detalles agradables para el cliente. Recomendable si se está por la zona.