Gran descubrimiento.

De vuelta a casa, y con ganas de degustar ternasco,nos detuvimos a comer en Cariñena, casi al azar....y qué acierto!

Amplio local, bien vestido, cómodo. El asador a la vista.

Servicio fuera de lo común: agradable, simpático, profesional...Alex, su propietario, y todo el equipo de sala y cocina, joven y con ganas de agradar !así da gusto!

Dos adultos, y los mellizos, de corta edad.

Part beber cervezas, y una copa de un vino de la zona, que acompañó perfectamente a la carne.

De entrantes, una riquísima cecina de potro, y unas tostadas de tomate, sobrasada...junto con  unos excepcionales pimientos (que elaboran ellos, según nos dijeron), para quitarse "el sombrero".

De principales:

Nuggets de pollo, a los que acompañan unas patatas fritas, realmente sabrosas.

Ternasco (deshuesado, en esta ocasión), puro sabor, en generosa ración !ummm!

Parrillada de verduras, buen producto, bien de sal...en su punto. 

De postre, para los "peques", tarta sacher...muy rica.

El trato, reitero, para el recuerdo. Además, y comoquiera que empezaba a nevar seriamente...desde el mismo retaurante, Alex nos reservó habitación en un hotel cercano.

Excelente RCP. (todo lo comidop y bebido...39...no es broma!!)

De visita obligada si se pasa cerca de Cariñena.

!Qué os vaya muy bien! Y hasta otra...