Por el buen camiño

Local situado actualmente en una calle un poco apartada, a la que han llegado como tercera ubicación. Cuesta un poco identificarlo, cuando estábamos buscándolo pasamos de largo la primera vez porque no tiene nada llamativo en la fachada. El interior es espacioso, con la luz exterior tamizada por unos ventanales traslúcidos. Decoración de estilo industrial, cocina integrada en la propia sala, mesas amplias, con buena separación y buena cristalería y vajilla.

La carta no es muy extensa, apenas 15 platos, de los que en la misma se recomienda pedir un mínimo de dos por persona. Existe un menú degustación que consta de 9 pases a 46€. Aunque no existe una opción de maridaje formal me dejé llevar por lo que el sumiller me fue proponiendo en cada plato, y el resultado fue el siguiente:

  • Mientras nos decidíamos, como inicio mi pareja tomó una copa de Albamar (3,20€), impecable como siempre, y yo probé el Recaredo Serral del Vell (6,50€), excelente.
  • Sopa fría de tomate: Aperitivo cortesía de la casa. En dos texturas, parte de ella como un sorbete. Apetecible, puntito de vinagre de Jerez.
  • Lomos de sardina con tomate negro de Santiago (14€): Combinación infalible. La sardina cruda, jugosa, y el tomate refrescando. Acompañado de Ultreia Saint Jacques (3,30€), otro clásico que nunca falla.
  • Solamente salmonete (16€): Un tartar aliñado únicamente con el hígado del propio pescado. Intenso, untuoso, delicioso. Con el contrapunto del Eidos Ermos blanco (3€).
  • Zorza de albacora (13€): Original reinterpretación del clásico gallego sustituyendo el cerdo por pescado. Maridaje complicado por la presencia de yema de huevo, resuelto impecablemente con un Palo cortado Antique de Fernando de Castilla (8€).
  • Wok verde 2019 (12€): En la carta indicaba que eran verduras de temporada, pero hoy en día el calabacín, brócoli, zanahoria e incluso judías verdes se encuentran todo el año. Como complemente propuso un Xi-Ro (4€), un tinto griego natural servido con Coravín que a mí francamente no me hizo mucho tilín, esas notas asidradas no van conmigo.

A los postres nos decantamos por:

  • Zenoura's cake (6€): Lo pidió mi pareja y apenas lo probé.
  • Leche, cacao y avellanas (6€): Curiosa reinterpretación de la crema en tres texturas, muy satisfactorio.

Como acompañamiento de los postres tomamos un moscatel rojo de Horacio Simoes (1,80€, fue una copa pequeña) y el excelente PX Tradición (6€).

El servicio fue completo, atento y dando margen para disfrutar de los platos.

Opción que se sale de lo tradicional en la zona proponiendo innovación a partir de los productos locales con innovación y acierto. Se disfruta a gusto y se queda uno con ganas de volver y probar más cosas de la carta, que va rotando según temporada.

 

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