Tortilla de Betanzos y más

Restaurante gallego, de estética renovada (comparado con el clásico restaurante gallego de la capital), que posee cuatro sedes en Madrid.

Propuesta del recetario gallego, con algunas propuestas más clásicas y alguna otra más innovadora. Somos seis, y salvo un caldo de inicio, pedimos todo para compartir:

Caldo: rico caldo gallego con judías blancas y grelos. Se agradece en estos días fríos, pero quizás algo caro para ser un caldo: 5 euros.

Tortilla de Betanzos: la clásica tortilla casi líquida, famosa de la localidad coruñesa. Está buena, pero al tomarla para compartir quizás se desperdicia un poco el huevo. 12,5 euros la ración grande.

Croquetas: otro clásico. Ración de ocho croquetas de ternera guisada. Muy sabrosas, de lo mejor, tanto en precio como en calidad: 7,5 euros.

Pulpo con patatas: otro gran clásico de la cocina galaica, bien de punto, estilo de allí, ración algo pequeña para los 14,9 euros que cuesta.

Medallones de rape negro: los pedimos a la romana, acompañados de patatas fritas. Pueden pedirse también a la gallega o a la plancha. Buen producto y buen rebozado, pero ración exigua: 3 trozos pequeños de rape con unas pocas patatas fritas. 16,5 euros. Demasiado para una ración tan pequeña.

Cazuela de pulpo, almejas y langostinos: cazuela también pequeña para su precio, con muy pocos langostinos (creo que venían dos). 14,9 euros.

Chipirones a la plancha: clásica ración. Buen producto y punto. 10,9 euros.

Taquitos de croca con patatas y piquillos: cadera de ternera, con patatas y pimientos. Sin más historia. 14,9 euros.

De postre compartimos tres:

Filloas con crema caliente al caramelo: muy golosas, pero quizás debimos pedir las que no llevan caramelo, pues este está caramelizado y no deja disfrutar del sabroso mordisco de la filloa. 4,5 euros.

Cañitas rellenas de crema: bien, no tienen más historia. 4,5 euros.

Tarta de queso: rico queso. 4,5 euros.

La carta de vinos es suficiente, con mayoría gallega en blancos (también algunos tintos) y vinos de bastante D.O. nacionales, con mayoría de Rioja y Ribera. Precios algo subidos. También tienen Vega Sicilia Magnum a 600 euros y Roederer Cristal Rosé a 500, supongo que por si viene algún afamado futbolista (está en la zona de restaurantes que suelen frecuentar).  Carta sin añadas. Copas mediocres. Tuvimos que solicitar cambio de copas al pasar del blanco al tinto.

Nosotros pedimos el siempre fiable Guitian 2017 a 18 euros y Gargalo Mencía-Arauxa 2016, que me sorprendió: acidez brutal, frescor y quizás algo de verdor, a 17 euros. Como pega, que los vinos son muy jóvenes, Guitián 2017 debería beberse como mínimo después del verano y a mi juicio dentro de 2 años mejor, hubiera sido mejor beber un 2016 o incluso un 2015, pero el público pide lo que pide.

Servicio correcto, quizás no pueden estar en todo puesto que el local es grande y está a reventar.

En resumen, RCP algo subuda para platos que están buenos pero que no se salen de lo común, recetario clásico gallego, quizás más apropiado para un bar de raciones.

 

 

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