Estuvo muy bien.

En este restaurante disfrutamos de verdad. El local es precioso, al llegar nos atendieron con gran amabilidad y la luz, de día y de noche, era estupenda. La música de fondo, perfecta. La carta infantil era variada y a las niñas les encantaron sus platos.
Como observamos en Formentera la carta de vinos era corta pero incluía vinazos muy importantes.

Comimos unas ensaladas muy bien elaboradas y "vestidas" y unas carnes estupendas y en un punto fenomenal. Unos Raviolone de mariscos muy destacables. Pero todo en un ambiente agradabilísimo y acompañado de un Cepa 21 perfectamente servido.

Es el que más me gustó de los 7 restaurantes que visité de noche en la isla.

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