Con tante lluvia y buscando un sitio para cenar informalmente, terminé cayendo en esta clásica sidrería en plena Plaza Mayor. Y sin querer acerté, aunque los del lugar opinen que no es de las mejores, cosa que no puedo contradecir pues no conozco otra.
En mi caso me quedé en la barra, ya animada, aunque apenas eran las 21:00.
Como de vinos no cabe esperar gran oferta, pedí una sidrina. Cuando pides una, inmediatamente te abren una botella fresquita de 3/4 y que dejan a tu lado, y de la que te escancian de manera tradicional según se va quedando tu vaso vacío. Siempre con una sonrisa y amablemente.
Carta de tapas tradicionales pero que abren el apetito.
Pedí:
- Mini pulpo braseado: Bien cocido y luego pasado por la plancha, por lo que resultó muy tierno y sabroso. Servido con pimentón y con una base de patata triturada.
- Cazuelita de chorizo de caza a la sidra: Generosa ración de chorizo muy bien cocido, tierno y excelente de sabor. No puede terminarla.
- Tapa de morcilla de Matachana: Riquísima y no muy fuerte, servida fuera de su tripa y lista para untar sobre un trozo de pan, con un huevo frito. Todo acompañado de un torto de maiz tradicional (a propósito, acabo de leer en internet que dicha morcilla es originaria de León).
Precio total: 22.00€ (incluidas dos botellas de sidra natural Alto del Infanzón y las generosas raciones de buen pan en cada servicio que me cobraron a 1€).
Nota: Me resulta increíble que una botella de sidra la cobren a 2.50€ cuando eso es lo que cuesta una puñetera caña doble en casi cualquier sitio. Hay que tener en cuenta que tienes a un camarero siempre presto a escanciarte, además muy correctamente, la sidra en cuanto que haces el más mínimo gesto.