Viernes noche y local hasta las trancas. Vida social a tutti plen. Lista de espera para sentarse en las mesas. Yo en cualquier rinconcillo me hago bicho bola.
Esto es un bar, no un restaurante. No sea que me vengais con una idea errónea. Carta muy amplia y prácticamente toda ella la puedes pedir tanto en medias raciones como en tapa ¡Bien! ¡¡ Bien !! ¡¡¡ Bien !!!
Tienen vinos por copas y botelleo surtido y variado. Bien de temperatura y coperío. Lástima que no pongan mucha intención en el asunto y haya que estar incidiendo e insistiendo. Me refugio en Solear.
Hay que destacar que pese a la cantidad de gente y el ritmo trepidante el servicio era estupendo. De oficio. De esos camareros que están a todo, a todos; e insisto, con el local lleno trabajando a un ritmo tremendo. Daba gusto verlo.
¿Y para comer? ¡Qué bien se come! Comí varias tapas y no dejaba de sorprenderme el buen ritmo al que salían las comandas y que estas eran tapas cuidadas, no algo que salía de cualquier manera. Todo lo contrario. Riquísimo morrillo de pez espada en manteca colorá, bien el tataki, algo más floja la tapa de fideos tostados, y vuelve a subir el nivel la vieira y el taco de atún.
Un lugar que merece la alegría (la pena).
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Personalizar”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.