Este restaurante es una alternativa a otros de la misma población mucho más mediáticos y, por supuesto, más caros. Aquí encontramos una cocina honesta, de producto y sin artificios. Los entrantes de pescado y marisco fueron más que correctos y la caldereta de arroz de cabra de mar simplemente espectacular. Vinos de la zona con un margen correcto. Nosotros tomamos un Martí Freixa Perafita de picapoll correctamente servido en copas grandes. Local y personal competentes y agradables.

Pequeño restaurante muy bien acondicionado, con excelente materia prima del mar: calamarcitos, pulpitos, gambas... así como un excelente arroz a la cazuela.
Carta de vinos reducida. Buenas copas y buen servicio.
50€ por cabeza (incluido vino) que dada la calidad del producto lo veo razonable.