Galicia Canalla
Primero inmersión en el mundo canalla de Arallo de Iván Dominguez en la Taberna de la Plaza Maria Pita en la A Coruña, y sensaciones agridulces por tal vez no haber acertado en la elección de las diversas propuestas, en todo caso, repetiremos en la sede de Madrid porque sinceramente merece la pena.
El local, en pleno mes de agosto, está siempre lleno y con varios turnos. Servicio dinámico y joven que quiere ayudar, aunque tal vez algo sobrepasado por el número de servicios, alguna explicación previa nos habría ayudado a una elección más adecuada. El gran “pero” es que el plato cumbre de la taberna “tuétano con tartar de cadera de vaca rubia gallega” no se anuncia en carta y cuando lo pedimos (ya tarde) se han acabado las existencias, en la presentación inicial si se nos informó de otros “fuera de carta”.
Servicio por copas (tinto) con posibilidades de EL HOMBRE BALA, ABADIA DE GOMARIZ y SIERRA CANTABRIA. En las tabernas canallas mejor tirar de cerveza… Estrella Galicia por supuesto.
“Croqueta niguiri de merluza salpresa”, la croqueta de salsa verde está buena pero no es líquida como se anuncia (de un bocado), por lo que en vez de engullir se hubiera disfrutado mejor en un par de bocados. La merluza es la absoluta protagonista: lámina curada tres horas en sal. Imprescindible.
“Empanadillas de chocos en su tinta” Presentación excesivamente básica para un excelente guiso de chocos en su tinta. Merece la pena, pero algo más de riesgo en la preparación de la empanadilla (masa más fina u otro envoltorio) sería de locura.
En el pescado del día se recurre a los no habituales (bien) “xarda a la brasa sobre patata machacada con jalapeños”, buen producto, con presentación igualmente básica, pero que cumplió sobradamente.
“Curry verde de cocochas”. No soy de curry pero lo de las cocochas siempre tiran. Doble bol (uno de arroz basmati) para una propuesta diferente.
En busca del plato definitivo, y ante la pérdida del tuétano nos recomiendan el “Huevo escoces”. Huevo cocido rebozado con chorizo y acompañado de pimientos de padrón. Creo que es excesivamente basto y sabía todo a chorizo. No lo entendí.
Volveremos a probar aquellas propuestas que no nos atrevimos o supimos a pedir, porque es una propuesta informal, divertida y con muy buenas intenciones. Muy bien.