Casi olvidado

Nueva visita a este restaurante que tenia casi olvidado y no porque no se coma bien sino porque está en una zona que no suelo frecuentar, había quedado con un amigo que este dia tenia que desplazarse a esta zona y no dudé en elegir este local que está igual que en mi última visita en 2017, antes de entrar al restaurante tomamos en la terraza una caña de cerveza que nos vino acompañada de una patatas chips.

Una vez ya en la sala nos acompañaron a la mesa que previamente haba reservado con dos días de antelación. Nos trajeron la carta y las sugerencias del dia y nos decidimos por elegir platos de las mismas, los primeros fueron compartidos

- Calamarcito de playa con judias de Santa Pau y que con la animada conversación que manteníamos olvidé hacer la foto, muy fresco y gustoso tan bueno como las pequeñas judias de Santa Pau.

- Huevo revuelto con “llengueta”

En cuanto a los segundos los dos optamos por el mero a la donostiarra que podíamos ver en la vitrina expositora que teníamos cerca y a la que el cocinero fue en busca de la pieza, nos fue presentado en la cazuela y emplatado en la mesa excelente el punto de cocción y excelente calidad del pescado de carne tersa y gustosa, muy buenas también las patatas que lo acompañaban.

Un albariño Paco y Lola que resultó muy fresco y agradable en boca acompañó la comida, el servicio consistió en descorche, cata, primer servicio y algún relleno ocasional.

No tomamos postre y pasamos directamente a los cafés  y a los chupitos, uno de orujo de hierbas y otro de whisky de malta, los chupitos corrieron por cuenta de la casa.

Disponen también de menú del dia que sirvieron en varias mesas de por lo visto clientes habituales.

Buena RCP, recomendable si estás por la zona.