Apuesta segura estés donde estés.
El local está decorado con su punto friki sugerente para que tengas sensación de estar en una caldera.
Mesa sin mantel pero con servilleta de tela.
Te reciben con unas estupendas almendras fritas y olivicas con punto picante, no te lo esperas estando en Noruega y te hace ilusión.
Cenamos bien una abundante ensalada con manzana, beicon y lechuga.
Las pizzas grandes de tamaño, masa gruesa y bien elaboradas en general. Te llevas el sobrante como la cosa más natural del mundo. Como detalle original algunas de ellas te las flambean delante tuyo al llegar a la mesa.
Postres típicos, panacotta, tiramisú, ricos.
Carta de vinos muy corta, tomamos un italiano que nos gustó; a precios del alcohol en Noruega claro.
Servicio amable, además uno de los camareros era argentino, valor añadido.
Una buena opción.
Precio por persona 30€, para Noruega me pareció bien. Cobran 1.5€ por el cubierto.
El vino
A flambear tocan.
Vienen las pizzas.
Ensalada tipo César pero más ligera.
Para abrir boca
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