Paramos a tomar cafe en Miraflores donde ya conociamos un par de asadores de domingueros y turistas por lo que preguntamos al dueño del bar donde podiamos comer un lechazo asado bueno que fuera donde van los parroquianos. Nos recomendó uno en Canencia que solo abre sabados y festivos y este bar en la calle Mayor que pasa desapercibido como asador y restaurante. Nos acercamos a encargar el asado para las 2 y media y casi que nos arrepentimos al entrar y ver lo desolado y rancio del local. Mesón de los años 60, oscuro y oliendo a humedad y cerrado.
Nos ofrecieron preparar una mesa en la terraza de fuera y no lo dudamos.
Llegamos temprano y el asado aun no estaba por lo que pedimos unos entrantes que fueron exagerados pero que dimos cuenta de ellos por lo ricos que estaban. El camarero muy atento, serio y profesional. La carta de vinos corriente y pedimos un Rento pero no tenian. Por sugerencia del camarero nos tomamos un Ribera que no conocia con 14 meses de barrica llamado Esentium. Bien a 18 5€. Copas deplorables a juego con el local.

Compartimos:
* Ensaladilla rusa. Quiza de las mejores que he probado. Riquisima
*Pisto manchego con huevo. Al probarlo no pude evitar soltar una exclamacion. El sabor me llevó a la cocina de mi abuela (QEPD) porque era identico al que ella preparaba. La perfeccion
* Cuarto de lechazo asado. Rico pero no llegó al de Sepulveda degustado hace unos meses. Diria que entre los top 10 pero nada mas. Ricas patatas fritas caseras.

No pedimos postre y nos invitaron a un pacharan y cafe.
La cuenta 75 €.
En resumen, quiza de la mejor comida de Miraflores pero hay que sentarse en la terraza. Lo recomiendo totalmente

Nota: Valoro el entorno como bueno teniendo en cuenta la terraza y no el local