La expansión nacional de la marca de Pepe Solla se desarrolla a través de ATLANTICO – Casa de comidas (en Madrid, que creo que no está enamorando) y una fórmula más informal a través de ATLANTICO – Casa de Petiscos (Valencia y Madrid).

Ubicación de lujo (esquina enfrente de Arzabal y con vistas al Retiro), local luminoso, con decoración informal (pero con gusto), y disposición a base de barras y taburetes altos (en gran número), cocina vista.

La carta, la misma que las que he podido ver en Internet para Valencia, contiene propuestas modernas o de autor que revisan la gastronomía gallega, lo que siempre aplaudiré (soy fanático de este tipo de cocina), pero que tal vez sea el motivo que podamos acceder al local (todos los de alrededor están hasta la bandera). En mi humilde opinión, creo que se equivoca el concepto, con propuestas más clásicas (“mejillones al vapor”, “pulpo”, “navajas”, las “empanadas que las bordan”… etc, etc…) y menos “rumen”, “curry” o agridulces lo petarían.

Carta de vinos muy escasa para ser un restaurante informal (un Rioja, un Ribera del Duero y un Ribeira Sacra), con cerveza de barriles HEINEKEN (¿dónde ha quedado la Estrella Galicia por favor?)

De la carta nos decantamos por 3 composiciones: “Empanada de nuestro obrador” nos decantamos por lacón con grelos. La masa de muy altos vuelos (excelente) y la composición curiosa que responde a lo pretendido. Buena; “Tartar de vierias con emulsión de naranja y eucalipto”, interesante propuesta en la que el cítrico y el eucalipto se comen el producto, más cerca del ceviche que de un tartar, me pareció fuera de lugar; y por último un excelente “Tartar de vaca gallega con queso de oveja”. Muy bueno. De postre, “quesos del cebreiro con membrillo”.