Situado en una de las callejuelas de Cadaqués, con unas cuantas mesas en la calle rodeadas de plantas y paredes blancas.
Dentro, ambiente marinero, de los de pueblo pesquero, manteles de cuadros, no demasiadas mesas, pero bien dispuestas.

Servicio dedicado, amable, queriendo agradar, cercano.
Carta donde prima el producto y muy mediterranea.

Empezamos con unas anchoas de Cadaqués, servidas con pan de pages tostado con tomate, ocho anchoas, repartidas en cuatro trozos de pan, buen producto, por lo que el resultado está garantizado.
También zamburiñas (fuera de carta, 16€), cuatro zamburiñas servidas en su concha, con cebolla caramelizada y su aceite, un bocado espectacular.

Los segundo dos pescados.
- Lubina al horno, una pieza entera con verduras y patatas al horno, con su caldito para sucar pan, pescado muy rico y suave.

- Rodaballo a la plancha, dos trozos de rodaballo, una gamba encima de de cada trozo y verduras, bien hecho, con su textura peculiar con el puntito de grasa, para disfrutar.

No pedimos postre.

La carta de vinos es corta, siete u ocho blancos y tintos y dos o tres rosados creo recordar, alguna referencia comercial y otras interesantes, solo yo bebí vino, así que fueron un par de copas de Espelt Chardonnay (3,75€ por copa) que acompañó perfecto.

Creo que es una apuesta segura en Cadaqués.