Nefasta experiencia

No tengo palabras para describir la cena del pasado día. Entra en el terreno de lo surrealista e insospechado. Con muchas dudas decidimos cenar aquí, pensando que no encontarríamos nada mejor en Santo Domingo. Debo decir que no es mi deseo perjudicar a nadie, pero por mucho que intente suavizar mi crítica , lo que vimos y comimos no deja lugar a dudas. El local ya parece querer advertir lo que puede suceder posteriormente. Espacio anticuado , viejo, desordenado, con olores implacables de muchas comidas previas. El servicio despistado, desubicado diría , hacía lo que podía , prefiero no hablar más de ello, no parecían tener la culpa. Entrantes: maiz revenido ( sí, si quicos revenidos) y una especie de jamón cecina vieja con un queso amarillo que asustaba por su aspecto. Menestra , especialidad de la casa, se dice..patética, acuosa y pasada. Alcachofas ácidas con supuestos boletus, más blandos que boletus. Y el plato estrella, el cabrito a 25 euros ración , un pellejo semicocido sin apenas magro y que tan sólo el hambre que teníamos nos permitió ingerir. Pan blando  de aspecto lamentable. Ante tal panorama, no pedimos postres.. sí una tabla de quesos cuyos nombres no pudimos conocer a pesar de preguntarlo.Nos lo tomamos con sentido del humor y nos reímos no quedaba otra. Con respeto, pero lo que cenamos no fue presentable ni admisible.