Cocina fusion con buenas maneras.

Se dice que la cocina fusión es un concepto general que se emplea en gastronomía para indicar tanto la mezcla de estilos culinarios de diferentes culturas como la mezcla de ingredientes representativos de otros países, mezcla de condimentos, especias, prácticas culinarias, etc.

Pues a esto se dedica este joven restaurante (apenas poco mas de dos meses desde que abrió sus puertas), que practica una cocina con propuestas, en algunos casos atrevidas y en todos los casos, llenas de imaginación. Y a ello, le añade un servicio de sala muy atento, amable, simpático y con unas inmensas ganas de agradar.

La unión de las dos cosas, hacen que a pesar del poco tiempo transcurrido desde su apertura, la sala esté llena - lastima de las reducidas dimensiones, si fuera mayor se llenaría igualmente-, y con constante llegada de público preguntando si hay alguna mesa disponible.

La sala es pequeña y en sentido alargado, con la cocina situada al final del local. Paredes con ladrillo visto. Mesas justitas de tamaño, desnudas, sin manteles pero con servilletas de tela.

Las cartas, ambas, son breves. La correspondiente a la comida: 8 entrantes, 8 principales y 3 postres, que reflejan esa mezcolanza de ingredientes, elaboraciones propios de este tipo de cocina. Precios contenidos y posibilidad de medias raciones fundamentalmente en los entrantes.

En lo que concierne al bebercio, completa de propuestas (blanco, rosado, tinto, generosos, espumantes) aunque corta de referencias en cada una de ellas. Pero a pesar de la escasez, siempre es posible encontrar alguna referencia que no conocíamos y que, en este caso, ha pasado con nota la prueba: Terraprima 2015, DO Penedes, un coupage de uvas Xarel.lo y Riesling, ligeramente afrutado, suave, fresco, que entra muy bien, tanto que si nos descuidamos no llega al final de la comida.

- Crema de zanahorias al jengibre con cebollino fresco y ajonjoli. Un aperitivo templado que un día frío, te entona el estomago.

- 1/2 Croquetas de rabo de toro y hongo chino. Muy crujiente por fuera, compacta, sin llegar a ser mazocote, en su interior. No está mal de textura ni de sabor, pero no pasa a mi lista de preferidas.

- 1/2 Wonton crujiente. Wonton frito relleno de pastor, coronado con un mojito ligeramente picante de piña y acompañado con unas gotas de lima. Unión de cocina china con cocina mejicana y caribeña. El wonton viene relleno con la carne típica del taco al pastor mejicano, en este caso el wonton no va hecho al vapor, una vez relleno lo fríen, después lo coronan con un muy agradable mojito picante de piña. Recomiendan rociarlo con una gotas de lima y después, para dentro.... Y funciona, la mezcla de los diferentes ingredientes es muy agradable.

- 1/2 Ceviche frito. Corvina frita, cebolla morada, camote, choclo, cancha y leche de tigre con ají amarillo. Tiene todos los ingredientes del clásico ceviche que todo el mundo conoce, pero en este caso, presenta dos diferencias, que le aportan su dosis de originalidad. De un lado, la leche de tigre incorpora ají amarillo, lo hace mas denso, menos liquido, pero aporta al conjunto unos matices de sabores que no desentonan; y de otra parte, la corvina se incorpora frita, no cruda. Sé que para los puristas, el incorporar el pescado cocinado en lugar de crudo, puede llegar a ser, incluso, una aberración. Solo diré, que esta alternativa, no tan ortodoxa, nos ha gustado hasta el extremo de pedir cucharas para rebañar y no dejar ningún rastro.

- Pulpo brasa. Pulpo al vacío y posteriormente braseado, parmentier de patata y coliflor chimichurri, crema de kalamata y pimentón picante. Buena presentación y buen resultado. El chimichurri argentino funciona con el pulpo y muy bien por cierto. El parmentier de patata/coliflor, el pimentón picante y la acidez de la kalamata, aportan toques sapidos que elevan el resultado global del plato.

- Tallarines negros. Tallarines negros con suquet de gambas thai, chipirones a la plancha, anacardos y hierbas thai. Otra preparación que pone a prueba la creatividad de los chefs venezolanos del lugar. Contundente pero sabroso.

- Arroz meloso con asado de tira, champiñones, trompetas de la muerte, parmesano y aceite de trufa. A medio camino entre un arroz meloso y un rissotto, evidentemente la presencia del parmesano tiene mucho que ver en ello. Una carne deshilachada aporta ademas de sabor, consistencia y potencia al plato. Está muy bueno, aunque algo pesado.

- Lemon pie. (Coco, lima y limón) y Plátano brulée. (Plátano, mascarpone y base de galleta de chocolate). Quizás, los postres sean la parte mas floja de las propuestas del lugar, al menos a nuestro entender, no están malos, pero no aportan gran cosa.

Café con hielo y un té, ponen punto final a esta visita, que deja un buen sabor de boca. Gente joven con ideas y ganas de agradar y ofrecer algo diferente que les permita hacerse un hueco en el panorama gastro capitalino. Habra que seguir su evolución. De momento prometen.

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