Decepción

El local es pequeño con pocas mesas (no deben caber más de 15 comensales) que siempre están llenas y eso crea muchas expectativas a priori por la dificultad de reserva. Hacen dos turnos por la noche a 18 y 20 horas que por supuesto elegimos la más tardía, los cuatro por unanimidad de los seis y más tras el paso por Café Sacher para merendar. Las reservas se van espaciando de forma que no se solapen servicios porque la cocina es más pequeña que la de una casa privada.

El menú es fijo de 64€ más bebida pudiendo optar por maridaje de vinos, el cual no es un maridaje al uso sino que vas a demanda de cuando se te acaba el vino en la copa; no acabamos de ver claro el funcionamiento.
De corte muy moderno con pizarras en la pared con los platos y vinos a consumir, mesas sin mantel estrechas, con poco espacio.
Servicio y cocina de gente joven inquieta moderna y con ganas. Sirven con guantes.
Si tuviera que poner un simil en Valencia, sería Origen Clandestino pero con menos de cocina y en versión vegetariana.

Entramos a cenar: En la mesa un pan tipo brioche a lonchas y buenos triángulos de mantequilla para untar
. aperitivo de humus y otro con triturado depimiento asado, pequeños de tamaño servidos en mini tulipas; interesantes
. fresas y aguacate: combinación de fresa y aguacate troceado con esencia de fresa en un bonito emplatado y buena combinación arriesgando con la fresa como entrante, con aceite de almendras quedando poco integrados los elementos
. apio y espinaca: como unos raviolis hechos con apicol y en su interior la hoja de espinaca, con aceite marroquí. Aceptable en sabor.
. tallarines de setas: bien elaborados y presentados aunque con poco fondo de sabor. lleva aceite mentolado y decora una flor local. Bien
. espárragos y chocolate blanco: difícil combinación con mal resultado de sabor. No hay forma de casarlos
. brocoli silvestre con parmesano: el emplatado no dejaba de ser unas tiras de brocoli de poca calidad hechas al carbónsobre una sopa de queso parmesano y con pimientablanca camboyana. Muy mejorable.
. paisaje japonés: tofu frito marinado con arroz salvaje y negro sobre una sopa de miso, con rábano y perejil una presentación de verduras, flores y alguna cosa más formando un plato estético pero de nuevo poco sabor y equilibrio. Prescindible.
. lavanda y chocolate: dos láminas de crujiente chocolate con espuma de lavanda y chips

Las presentaciones de todos los platos muy creativos y fotogénicos. Las raciones como se espera de esta cocina de pequeño tamaño donde prima más la estética que la cantidad. Combinaciones arriesgadas y poco fondo de sabor.
Materia prima simple pero de calidad aunque siendo productos de precio no elevado y una comida casi vegetariana.

Los vinos:
. Stift kloster neuburg rosé 2015 Niederösterreich con pocos grados, muy salmon
. Vorspannhof Mayr Gelber Muskateller con pocos grados, un moscatel seco algo chispeante
. Gager Blaufränkisch Klassik 2013 de Burgenland
Tampoco anduvimos muy gustosos con los vinos así que decidimos pasar a cervezas y acabamos la cena con Trumer Pils turbia y servida en vaso de tubo ¿?

Un lugar reservado con mimo por las buenas críticas en todos los foros y que debimos crear demasiadas expectativas y acabamos comentando a la salida, que no era para tanto; aunque lo cierto es que la culpa fue más por lo esperado que por lo defraudado, y sobre todo, por no saber que íbamos de vegetariano.