Un lugar emblemático en la ciudad. De visita obligada para haber estado allí ....y punto final.
A mitad tarde y tras la espera de la cola para sentarse bien en la zona interior, de un parisino decadente, o en la terraza (más agradable) en mesas de cafetería pequeñas y apretadas, entre los turistas de la ciudad de ese día.

Tres para cumplir con la tradición: ante la falta d cafés expres optamos por el chocolate caliente, demasiado líquido para el gusto valenciano.
De sólido beignets (ración con tres) que son como donnuts franceses pero que está más cerca de un buñuelo sólido que de un crujiente donnut.
Al menos nos ponen agua en jarra por cortesía. Añadimos un Sprite.
No recuerdo exactamente lo pagado pero más de 15 $.

Un sitio a conocer y cumplir con la recomendación turística. Como ser turista en Valencia e ir a tomar chocolate en santa Catalina, pero en menos calidad.