POtencial Puntal de una cocina cántabra de mayor imaginación

El Molino se inauguró en 1970 por Victor Merino, uno de los artífices de la renovación de la cocina en España, que nos dejaría en accidente de tráfico en 1.987. Junto con el Molino, Victor gestionó la Bodega del Riojano, La Sardina de Plata y Cabo Mayor en Madrid donde envió a su yerno Pedro Larumbe.

EL Molino cerró en el 2.000 para volver a abrir como Nuevo Molino en el 2004 de manos de Rafael Prieto, Fernando Sainz de la Maza, y Jose Antonio González. Este último había compartido con Fernando los fogones de EL Serbal desde 2000 a 2004. Cuenta con una estrella Michelin desde la guía 2009 (anunciada Noviembre 2008). Dispone de un gran entorno incluyendo horreo, capilla, y un salón ovalado para celebraciones.

Gran recepción, en la entrada tienen una chimenea encendida que aporta cercanía y calor. Mesa para seis personas (incluidos dos niños). Elevada flexibilidad para que dos de los comensales pudieran elegir un menú más corto, y otros dos un menú más largo, denominado “largo y estrecho” que de alguna forma es un homenaje a Victor Merino; uno de los precursores de este tipo de menús.

Comenzamos con un trío de aperitivos. Crema de boletus, un maki de salmón y queso, y una coca con curry; llegando el curry en un tubo tipo dentífrico. Esto lo ví hace unos años en La Terraza del Casino de Paco Roncero; saliendo del tubo una especie de crema de aceite de oliva. La crema correcta, el maki tirando a seco, y el tubito de curry original, pero sin más. Aperitivos inconexos que no reflejan, ni comunican dónde está uno comiendo.

El primer entrante es una ostra plancha con sándwich de manzana y caviar. Servida con un poco de su jugo, atemperada a la plancha y manzana verde en juliana, se acompaña con un sándwich que contiene manzana y caviar. Destaca este plato, se contrarresta el sabor marino con ese “paseo” por la plancha y los toques ácidos de la manzana. En relación al sandwich, gran textura la del pan y sabores que aparecen de forma escalonada e inversa al primer bocado ,primero la manzana y luego los toques marinos del caviar. Gran comienzo; ante todo una combinación diferente, y un planteamiento de aparición de sabores muy intencionado. Sobresaliente.

Seguimos en el mundo marino con unos chips marinos, romescu y caldo de roca. Pulpo y vieria finamente laminados y totalmente deshidratados. La salsa es de categoría, pero para nosotros tapa a los chips, ya que éstos son de sabor muy tenue. EL caldo de gran nitidez potencia el conjunto, que consideramos un poco deslavazado. Creemos que podría funcionar mejor como aperitivo tanto los chips como el caldo; dejando la salsa para otros menesteres.

Como entrante cántabro y sobre todo santanderino, (ya nos posicionamos en relación a donde estamos comiendo), nos llegan unas rabas de calamar con alioli de espuma de tinta. Se utiliza harina de arroz y una especie de pan de gambas picado, que aporta cierto crujiente. Destacan por su longitud y anchura, muestra que se utiliza un cefálopodo de gran tamaño. Pura “finger food” para degustar “mojando” en ese alioli que absorbe toques marinos con la tinta del propio calamar. Una forma distinta y atrevida de comer unas rabas que relaja la comida, y provoca cierta juego. Buen conjunto, gran sabor; aunque el tamaño provoca que en boca resulten un poco duras.

Continuamos en Cantabria, con la yema de huevo, crema de cocido lebaniego y carpaccio de panceta. Recapitulamos y nos viene a la mente diversas formas novedosas que últimamente nos hemos encontrado de afrontar los dos cocidos de Cantabria más protagonistas: el lebaniego, y el montañés. En Solana, el cocido montañés del Siglo XXI, resuelto en crema como en Cañadío Madrid donde Paco Quirós lo calificó como cocido montañés nocturno. La diferencia entre ambos está en la utilización de la berza, el primero en espuma y el segundo en un salteado con la verdura muy picada. Por otra parte, hace poco tuvimos la ocasión de disfrutar un arroz de cocido lebaniego en la Nueva Torruca de Quijas de Gustavo Pérez. En el plato que nos ocupa, la crema adquiere esa apariencia verde al añadir un licuado de berza (otro ingrediente muy montañés), y resta cierta contundencia al cocido para que la yema de huevo adquiera protagonismo al realizar la mezcla. Además se encuentran trozos crujientes de chorizo, y una fina lámina de panceta. Resolutivo, eficaz, sabroso un entrante que llega y nos posiciona en nuestra tierra.

Los pescados en el Nuevo Molino se abordan totalmente desde los deseos de la mar, y la existencia y calidad del producto. Ni existe carta de pescados, ni en los diferentes menús se especifica de antemano. Los pescados se cantan, y en los menús Toni González elige por ti en función de lo adquirido en la lonja de Llanes. Si desde Puente Arce se viaja hasta Llanes para adquirir los productos directamente en la Lonja, lo cual tristemente parece que los restaurantes no pueden hacer en Santander, si no es a través de distribuidores. Bueno a lo que vamos, el pescado elegido fue mero con jugo de judía verde. La verdura da cierto equilibrio desengrasando el conjunto, y aportando cierta frescura. Una composición sencilla, balanceada y correcta que resulta sabrosa.

En el apartado de carnes nos presentan presa ibérica lacada con chutney de nuez y mango, y rábano encurtido. La fruta y el fruto seco aparecen tanto en churney como en crudo, un original acompañamiento para una carne jugosa. Correcto.

Pasamos a los postres, comenzamos con un yogur de tapioca, leche, arándanos y coco. Mezcla cremosa, muy agradable en boca y que sápidamente recuerda a un arroz con leche. Criterio, e imaginación.

Por otra parte plátano en texturas con salsa de naranja (nos dijeron que también llevaba ron); éste último no me convenció en absoluto fundamentalmente porque el plátano bien en una especie de almíbar o caramelizado toma demasiado protagonismo en el conjunto derivando hacia un resultado excesivamente dulce.

A destacar el servicio capitaneado por Rafael Prieto, que manejaron con verdadera habilidad el hecho de gestionar dos diferentes menús y los platos de los niños; así como la paciencia de todos ellos con los pequeños. Nos pusimos en las manos de Rafael para el tema vinícola ofreciéndonos lo siguiente:

Albariño La Mar de Bodegas Terras Gaudas. (Caiño blanco 85%, Albariño 15%): 28€
Chablis 1 Cru Mont de Mileu Cuvee Ulysee 07: 31€
Gallinas y Focas (Vino de la Tierra de Mallorca; Bodega 4 kilos): 26€ .Interesante proyecto social. (Se recomienda ver web).

Los precios de los vinos en carta en relación con su precio en tienda resultan muy comedidos, aproximadamente algo menos de 1.5x. De todos ellos, me agradó especialmente La Mar, más dulce que la mayoría de los vinos gallegos, con una menor acidez, y con un mayor recorrido en boca. Posteriormente tendrían la gentileza de invitarnos unas copas de ese Pedro Ximenéz del Maestro Sierra del cual ya hablamos en nuestra visita a El Serbal. Un final excelente.

Culinariamente sobresale tanto la ostra con manzana y sandwich de caviar como la yema de huevo con crema de cocido lebaniego; después las rabas con alioli de calamar, el mero con jugo licuado de judía verde, y el yogur de tapioca, leche, arándanos y coco.

El Nuevo Molino, un potencial puntal de una cocina cántabra de mayor imaginación.

Como siempre para disfrutar de las fotos y el post completo...
http://www.complicidadgastronomica.es/2013/03/el-nuevo-molino/

  1. #1

    EuSaenz

    Ya sé que son distintos pero al fin y al cabo son primos hermanos, con cuál te quedas, El Serbal o El Nuevo Molino? A mí me gustan mucho los dos, pero tengo mejores recuerdos del primero. Te lo digo porque les has puesto la misma nota…

    Saludos,
    Eugenio.

  2. #2

    Isaac Agüero

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    Eugenio, te voy a comenzar a hacer yo preguntillas de este tipo...:-) El servicio es muy parecido, y de gran nivel. EN las dos ocasiones, estaba Rafael Prieto como maestro de ceremonias. En la cocina, bastante similar , igual vía algo más de evolución en el Nuevo Molino.

    En relación a la nota, en Verema hay cierta inflexibilidad con las notas "capadas". Sería distinta si las posibilidades fueran de 0 a 10. Aprovecho a hacer un llamamiento para que haya más flexibilidad en las calificaciones.

  3. #3

    EuSaenz

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    Jaja, no pasa nada, yo siempre que puedo me mojo, como bien te he comentado los dos me gustan pero tengo mejores recuerdos del Serbal en cocina y sin embargo he bebido mejor en Nuevo Molino, en cualquier caso los dos me parecen locales de muy alto nivel y sobre todo buen precio, estamos ante dos de los “estrella Michelín” con mejor RCP. El entorno del Nuevo Molino es complicado de igualar.

    En cuanto al sistema de calificación estamos de acuerdo. Las precisiones de 1,5-2 puntos son excesivas y el reparto de pesos del 25% por concepto en la nota final no es justo. Pero bueno, como es igual para todos pues ya cada uno que se haga su idea.

    Saludos,
    Eugenio.

  4. #4

    Isaac Agüero

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    De estas últimas visitas, desde el punto de vista de nivel culinario igual he encontrado al Nuevo Molino un poco por encima. COmo bien dices, el entorno del Nuevo Molino es difícil de igualar; y la RCP de ambos muy por encima de estrellados en otras ciudades más grandes.

    En Cantabria en general la RCP es muy buena, destaca también la de Solana, situado en frente del Santuario de la Bien Aparecida. Menu que consta de 2 aperitivos y 7 medios platos por 58€. Da la casualidad que el mismo precio que los menus degustación que Serbal y Nuevo Molino.

  5. #5

    EuSaenz

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    Me faltan por conocer Solana y Annua Gastro, espero poder ir a los dos este verano. Y a La Torruca, del que habláis maravillas.

    Saudos,
    Eugenio.

  6. #6

    Isaac Agüero

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    Los dos primeros son muy diferentes entre sí. Annua es el que hace de todos una cocina más atrevida. Para mí, Solana está "en forma". La Torruca también puede ser un fijo en la visita; menos pretensiones, pero mucho sabor y mucho talento en la cocina.

  7. #7

    Mtejido2000

    Gran comentario Isaac; ¿el precio por persona es con los vinos?

    Un saludo, Manuel.

  8. #8

    Isaac Agüero

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    Si, el menu degustación es 58€...y luego nos invitaron al vino dulce y café. Pero como decía antes, la mayoría de los restaurante cántabros con estrella Michelin tienen una RCP muy dificil de igualar.

  9. #9

    Alberto.Freire

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    En ese sentido creo que son parecidos a los gallegos con estrella.
    Buen comentario!

  10. #10

    Isaac Agüero

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    tengo que hacer tourne or esa tierra. TUve el placer de compartir barra en Dos Palillos con Pepe Solla. Gran impresión.

  11. #11

    Alberto.Freire

    en respuesta a Isaac Agüero
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    Hay varios restaurantes y cocineros que merecen mucho la pena y, como en Cantabria, a unos precios contenidos. Los menús degustación están entre los 50 y los 60 euros y después ya depende de lo que bebas.
    Anímate a venir que vale la pena (qué voy a decir yo!!) ;-)

  12. #12

    Joseangel

    Excelente descripción de la experiencia, que no hace sino aumentar las ganas de volver a este local. De todas formas, tenéis tantos y tan buenos sitios dónde ir en Cantabria (no me canso de decirlo) que uno difícilmente puede dar abasto.

  13. #13

    Isaac Agüero

    en respuesta a Joseangel
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    Cuando usted venga por Cantabria, y me avisa, y si quiere le puedo recomendar,,,,

  14. #14

    Joseangel

    en respuesta a Isaac Agüero
    Ver mensaje de Isaac Agüero

    Isaac, cuando vaya por Cantabria no solo me puedes recomendar sino, si te cuadra, acompañar. Un saludo.

    Josean

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