Situado al final de la Corredera, desde su terraza pueden verse la Ermita de la Rosa y la Casa de los Azulejos, dos edificios que me encantan. También el Teatro Garnelo.

Se trata de un bar de tapas con un diseño más moderno que la media y algunos platos "diferentes". Servicio algo despistado. No vi la carta de vinos pero, por lo que pude discernir, ofrecen vinos de la zona y algún tinto de Ribera de Duero y Rioja, también a copas.

Cena familiar ligera:

- Patatas bravas - Buenas.
- Montaditos - De pollo, jamón, tortilla,... Correctos.
- Bolas de jamón - No recuerdo si es su nombre correcto. Se trata de un flamenquín con forma de croqueta redonda. No los he visto en ningún otro local. Me gustaron bastante.

Tomamos varias cervezas, refrescos y algunas copas de fino y Ribera de Duero. Como es usual, no enseñaron las botellas.

Lo mejor: las vistas.

No pagué yo pero no creo que la convidada llegase a los 10 euros por persona.