Taberna de nivel

Mi informador en la capital me había aconsejado encarecidamente que visitase el lugar. Para que luego no hubiese desencanto, me informó a la perfección del carácter desenfadado y natural del local. Ciertamente lo describió tal cual es. Se ha dejado de lado ubicarse en un entorno espectacular, el interiorismo refinado (y caro), el mobiliario y la mantelería de lujo, para dar el único protagonismo a la comida y conseguir una cuenta muy ajustada.

Carta no excesivamente larga, con unas diez elaboraciones saladas, y pensada para compartir platos al centro de la mesa. Sobre el papel todo resulta extremadamente apetecible. Acabada la experiencia, el local merece una visita para probar el resto de platos.

- Antes de degustar los platos elegidos nos obsequian con un aperitivo: Calabacín aliñado con soja y sésamo. Sabores orientales que consiguen abrirnos el apetito. Notable también el pan artesano que nos sirven al inicio: alveolado, con la corteza muy crujiente.

- Mejillón tigre, curry amarillo e hinojo: Muy rico. Tamaño considerable y rebozado que adolece de aceitosidad. Rica y ajustada la combinación de condimentos.

- Brócoli, kimchi, lima y comino ahumado: Se presenta en brocheta individual y destaca sobremanera la textura del bocado: crujiente, como deshidratada. Al igual que el mejillón, acertadísima la condimentación con los elementos usados.

- Tartar de vaca, trufa negra, yema y pan carasatu: Nos gustó. Si bien la combinación con la trufa se lleva gran parte del sabor de la carne, no acaban de combinar mal.

- Chipirones melosos: Efectivamente estaban melosos ¡Y vaya si lo estaban! Increíble textura y aliño “estándar” con una vinagreta de ajo y perejil que no resulta nada intrusiva. Sorprende, eso sí, el clasicismo en la elaboración, visto el uso de ingredientes más exóticos en el resto de propuestas.

- Cordero especiado, berenjena, granada y menta: Plato conseguidísimo. Destacable nuevamente el equilibrio entre el elemento principal y sus acompañantes. Agradable la frescura que le aportan la granada y la menta.

- Cremoso de queso, fresas y galletas: O lo que viene a ser una tarta de queso presentada de otra manera, a modo de deconstrucción. Postre ligero a la par que sabroso. Notable.

Completaron nuestra comanda unas cervezas iniciales, una botella de Casal de Armán (Ribeiro) y unos ricos cafés para cerrar una comida más que correcta en esta casa.

  1. #1

    JoseRuiz

    Mira que mandar al "Recreo" a un maestro.

    Lo siento era un chiste muy fácil :-)

  2. #2

    Antoni_Alicante

    en respuesta a JoseRuiz
    Ver mensaje de JoseRuiz

    Fácil pero ingenioso, jajajaja

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