Nos recomendó este restorán el recepcionista del hotel de Vigo, que amablemente llamó al hotel de su cadena en Santiago. Está muy cerquita de la Plaza del Obradoiro pero en una calle más tranquila. Decoración clásica, comedor espacioso, mesas vestidas sin lujo pero correctamente. A pesar de la gran afluencia se estaba cómodo.
Ya sé que igual una mariscada es más adecuado hacerla al lado del mar, pero en este local tenía todo tan buen aspecto que decidimos darnos el gusto, además era ineludible en un viaje por Galicia. Otro motivo era la oferta: incluía una botella de Ribeiro, empanada, pulpo, 1 viera y tarta de Santiago.. El precio era de 60€ pero en realidad ya te informaban era suficiente ración para 2 personas. Como íbamos 4 con 2 mariscadas asunto resuelto. Pedimos aparte para matar el gusanillo una ración de percebes.
De aperitivo unas olivas muy bien aliñadas y mantequilla para el buen pan gallego.
El ritmo de servicio fue muy bueno, sin pausa pero sin prisa: la empanada rica, ídem el pulpo y los percebes nos gustaron aunque ninguno de los 4 somos entendidos en el tema e igual un especialista nos contradice. La mariscada igualmente satisfizo nuestra ansia del producto, yo creo era muy completa, con sus nécoras, mejillones, cigalas, gambas, berberechos, bogavante y buey de mar. Yo no soy mucho de marisco pero como lo como de ciento a viento pues disfruté bastante. De acompañamiento sólo limón.
Menaje correcto incluyendo todo lo necesario para poder cascar los crustáceos, copas flojas.
Orujo de hierbas de cortesía.
Mención especial para el servicio a cargo de profesionales veteranos, competentes y amables.
Me pareció un restorán "de los de toda la vida", sin artificios ni complicaciones para comer bien y a un precio que me parece excepcional.
Le eché un vistazo a la carta de vinos y me pareció, constante en toda Galicia, sólo corriente.