En una callejuela del casco histórico de uno de los pueblos más bonitos de España y del mundo entero, Albarracín.
El comedor está situado en el primer piso, tienes que subir unas escaleras para llegar a él.
Decoración rústica, vigas de madera, alguna pared de piedra, otras enfoscadas en tonos terracota. Majico y cuidado, oye.
Oferta un menú los fines de semana con gran número y variedad de opciones.
Con esto me tocó a mí lidiar:
• Ensalada de pimientos, patata y ventresca
• Hamburguesa de buey con sal de garnachas centenarias
• Pastel Ruso con helado
La hamburguesa la compartí con un amigo, a cambio de que me pasara la mitad de su secreto a la plancha.
Todo estaba muy rico, grandes raciones, realmente generosas, bien guarnicionadas, y con cuidada presentación. Con puntico.
Para beber, tomamos un blanco del Somontano y un tinto de la zona… ¿Ventus? No recuerdo, el aperitivo, en el que recorrimos todas las parroquias del pueblo, fue largo…
Por cierto, qué bueno este pastel ruso, cuánto tiempo hace que no lo tomaba.
Servicio… Pasó desapercibido, lo que no sé si es bueno o malo en este tipo de establecimientos.