Con cierre permanente

Por casualidad y por el calor que hacía, topamos con este restaurante al que entramos para tomarnos un refresco. Mientras estábamos en esto, vimos que pasaban una caja de tomates de los que quitan el hipo y decidimos mirar un poco la carta. Nos atrajo el escaparate(una barquita) con unos buenos pescados: gallo de San Pedro, rodaballo, doradas, lubinas, escórporas y alguno más que no recuerdo (todo con muy fresco); pero nos dejamos seducir por una insinuación sobre un chuletón de Ávila, el cual estaba muy bueno y muy bien acompañado por verduras y unas muy buenas patatas fritas, antes adobadas. Extraordinario chuletón!
Excelente comida a la que acompañamos con el vino reserva que elaboran en su bodega. Cuando lo abrieron, no parecía muy adecuado para el festín pero le dimos la oportunidad y lo dejamos un rato abierto, a la vez que tomaba una temperatura más adecuada. No nos acabó de convencer. Se quedó muy corto.
La carta de vinos es bastante limitada. Incluyen dos o tres buenos, muy conocidos. Creo que es bastante corta y que se puede ampliar fácilmente.