Local grande con varios comedores, mesas y sillas de madera rústicas, manteles de papel, copas de vino mejorables, el local se llena con trabajadores y gente del barrio, ofrecen menú diario a buen precio, menú de calçotada y carta.

Nuevamente con mi hijo esta vez para la comida, este restaurante y el que he comentado anteriormente Lluritu, están a escasos 300 metros de su vivienda.

Optamos por comer a la carta y compartimos calçots y alcachofas hechos a la brasa con carbón de encina, dificilmente se encuentra un restaurante en Barcelona donde los calçots esten hechos con leña, supongo que por la peligrosidad que ello conlleva. seguimos con un chuletón de vaca gallega servido troceado y simplemente marcado y una piedra caliente para finalizar la cocción a nuestro gusto, carne muy tierna y gustosa.

Un tinto a base de garnacha y cariñena, La guineu i el raïm de la D.O. Montsant servido a buena temperatura fué un buen complemento para acompañar la comida, el servicio consistió en apertura, cata y primer servicio.

Dos cafés y un chupito de orujo.

Una opción más en el barrio de Gràcia