Muy buena propuesta a escasos metros del paseo marítimo de la bella Fuengirola. Un restaurante muy bien decorado, con gusto asiático, donde se puede (nuestro caso) cenar con mucha comodidad. Trabajan una amplia carta y buenos precios, ofreciendo calidad y buena proporción entre cantidad y forma de emplatarlo. Tuvimos en la mesa un rico jamón ibérico carrasco (quizás se demanda mayor abundancia), un queso perfecto por sabor y textura, unas croquetas de choco cuadradas ricas, el tataki de atún (requiero un punch más de maceración), pollo tandori con arroz (muy recomendable a los que le gusten los platos con un toque de pique) y plátano frito con helado (rico aunque demasiado calórico).

El servicio atento y profesional. Los vinos dispuestos en una atractiva estantería que es utilizada para dividir la estancia, además de los Cave, donde se pudo acompañar con uno de los mejores Verdejos como es Hermanos Lurtón, un rico Finca Elez y unas burbujas de Sant Sadurní llamadas Juvé & Camps. Recomendable y volveré.