Amplía la oferta

En la Imperial Tàrraco vivimos desde hace tiempo el cierre de restaurantes que, a Dios gracias, son rápidamente sustituidos por otros.
Todos buscan su espacio y los clientes salimos ganando pues hay donde elegir. Este que hoy comento ocupa el local del extinto Tecla60, en una bocacalle de la calle Mayor. La decoración es original con un toque "Ikea" en cuanto al uso de maderas claras y sillas de corte moderno punto artesanal, la ausencia de manteles y en general un aire juvenil y desenfadado.
El restaurante es pequeño y por ello el servicio sale adelante con el cocinero y el maitre.
Nos ofrecieron un menú de fin de semana por 20€ que tenía buen aspecto, pero nos decantamos por la carta y todo para compartir.
Cenamos unos buñuelos de bacalao excelentes de sabor y textura, unas croquetas de pollo al curry, una por cabeza porque eran de buen tamaño, cigalas salteadas muy frescas y nos acogimos a una oferta de varios locales de la ciudad de mejillones al vermú con una botella de Inèdit. Cocinados a la brasa estaban muy ricos.
Tomamos también una coca de roastbeef con queso azul muy desequilibrada por el sabor de éste que dominaba completamente el conjunto y pan de horno con tomate. Este último una de cal y otra de arena dado que el tomate era inmejorable, tomacó la clase idónea para untar pan, pero el pan lo encontré flojo.
Para elegir pan blanco o pan de pasas, buenos los 2.
De postre compartimos un sabroso y original tiramisú.
La carta de vinos se presenta en una botella tipo Magnum con los caldos. Es muy corta y sin referencia de añadas, sin embargo las copas son de calidad, Spiegelau, y la temperatura en que llega a la mesa correcta. Nos decantamos por un Trepat de la Conca.
Menaje bueno y servicio profesional y amable, curtido en otros restaurantes de la ciudad.
Cenamos bien, buen producto, punto creativo en algunos aspectos que se sale de lo trillado.