Restaurante conocido por almuerzos y comidas que desde hace poco abre las noches de viernes y sábado con otra filosofía totalmente distinta. Uno de los socios ha trabajado en La principal y Komori y ha cambiado el nocturno adaptando platos que realiza magistralmente. Empezamos con dos buñuelos de bacalao , riquísimos. Que se deshacían en la boca. Después un steaktartar, que no tiene nada que envidiar al de sitios especializados en este plato. Después un ravioli de carrillera en su salsa también muy buenos de sabor y textura. Continuamos con un huevo a baja temperatura muy bien conseguido. Y para terminar, también al medio un entrecote de vaca vieja con muy sabor. Postre ya no pudimos pedir porque no nos cabía más. Tenemos que volver a probar el tataki de atún y el canelón además del tiramisu que estaban en la carta. Vino tamos un milflores correcto.
Como decía en el título una grata sorpresa , de cocina muy bien tratada a unos precios muy ajustados. Jose ha logrado dar un salto de calidad y un trato exquisito por lo que situó más que recomendable para cenar a un precio excepcional.