Este es el antiguo Petit Bistrot, restaurante francés que tenía también un local por la zona de Huertas. Ahora ha modificado el nombre y un poco las propuestas. Centrándose en el vino natural (también tienen tienda), la idea es ser una especie de bistrot francés, con algunas clásicas tapas francesas (terrina, caracoles, pato, ...) con algunas otras variaciones.

En general es una cocina honesta y sabrosa sin complicaciones.

Disponen de bastantes vinos por copa y una carta bastante amplia, casi toda de vinos naturales, principalmente españoles, con unos 20 franceses y unos pocos italianos. Los hay para todos los gustos, desde los muy radicales a algunos más normales, con lo cual todo el público puede beber un vino que le agrade. Copas correctas. Los precios del vino varían pero en general son bastante correctos. También tienen cerveza artesana.

Por si alguien quiere hacerse una composición de lugar nosotros comimos: guacamole de guisantes (rico pero la ración es grande y se hace pesada), milhojas de berenjena, queso de cabra (agradable aunque esperaba algo más) y ensalada de lentejas con pato (muy rica y agradable). Para beber un Brouilly (Beaujolais) de Nicolas Testard (a 21 euros).

El lugar es bastante pequeño y con menos encanto que el que tenía Le Petit Bistrot. Las mesas (en esto también es muy francés) están bastante juntas.

Por último, y en esto también es muy francés, el agua es gratis y servida en una botella de cristal. Nota a los señores hosteleros que nos leen: el agua en Madrid está buena y su precio es ridículo. Si aun así quieren cobrarme el uso de vasos y recipiente por favor súbanme la tarifa de los platos pero por el amor de Dios no me digan que no tienen jarra de agua porque no soy idiota. Me parece lamentable que me quieran cobrar 2-3-4 euros por una botella de agua, cuando además estoy haciendo gasto porque normalmente pido vino o cerveza.