El local no es grande, esta distribuido en dos plantas: planta de calle mas destinado a picoteo y planta inferior, destinado a comedor; decoración sencilla pero agradable.

Lo mas destacable de su oferta gastronómica, son las verduras de origen navarro, preparadas siguiendo recetas tradicionales, sin enmascararlas con nada, para que puedan desplegar cada una de ellas su sabor, lo cual ya es mas que suficiente en los tiempos que corren.

Las cartas, no son grandes, pero en ambos casos, se encuentran cosas sugerentes. En lo que respecta al bebercio, nos hemos decantado por un godello, de nombre Benito Santos, DO Monterrei, vino con buen y prolongado sabor.

Sala bien atendida, con un trato sencillo, cercano y muy amable.

Un suave salmorejo y un AOVE navarro de arbequina, Artajo, suponen el comienzo de la ingesta.

Unas pochas de Sangüesa guisadas con verduras con una leve aportación de tocino de papada, constituyen el inicio de la parte "seria". Excelente producto, suaves, servidas en un puchero, del que no dejamos ni siquiera una gota del caldo. Plato muy recomendable.

Bacalao al ajoarriero con langostinos y huevo a baja temperatura. Bien cocinado, aunque no es el mejor de los degustados, es suficiente bueno como para recomendar.

Lomo de merluza con coliflor y vainas. Estas ultimas, lo mejor del plato, la sencillez del cocinado de las verduras y ese sabor nítido, merece la pena. Diferente la merluza, a pesar de estar cocinada con hierbas, le falta mucho sabor.

Quesada con higos confitados y helado de canela. Buen postre, casero y nada pesado. Buen contraste de sabores.

Cafes con hielo, y chupitos de pacharan, gentileza de la casa, ponen el punto final a esta experiencia.